DIVERSOS
28. TERTULIA POÉTICA
GUADALAJARA agosto 2014
Días tristes para ver la
televisión, leer periódicos o escuchar las noticias. El sinsentido habita en la
tierra. No es un problema sólo de políticos o de los partidos que gobiernan: todos se han vuelto locos sirviendo al
verdadero poder del dinero. Poderoso caballero que todo el mundo acusa de boca
para fuera. Para dentro, lo adora y venera.Todos quieren cambiar las cosas,
pero llegan arriba y aprenden pronto cómo se abre la caja, entonces ponen en
práctica el doble rasero del poder: apretar las tuercas y hablar al maestro
armero. Si no llega pronto el rearme moral e impera el sentido común, estamos
bien jodidos.Mal momento para los que nos
habíamos defendido con la palabra y pensábamos descansar un ratito, pensando
que, por fin, éramos libres y felices. Cultivamos las ideas, amasamos los
conceptos, horneamos las páginas albas… ¿a quién puede molestar nuestra
actividad?Algunos de los poetas o aprendices
de la poesía que nos reunimos en sagrada tertulia veraniega a las faldas de La
Cotilla, el último día sacaron los pies del tiesto para escandalizarse un
pelín. Como éste que ha puesto el comentario más arriba, no quiere que sea
línea editorial compartida por las diferentes sensibilidades del grupo, lo
firma a título personal. José Luis Gómez Recio
Conjunto
destruido en las ruinas de Leningrado
PAULINO APARICIO
Eran de carne y hueso y nadie fue a buscarlos
Eran de carne y nadie
fue a buscarlos.
Tenían todo lo que
puede sembrarse:
El surco de los ojos
y la esperanza huyendo.
Hay ventanas con
niebla,
Y macetas heladas que
no quieren vestirse.
Estaban indolentes,
como cuerdas deshechas.
Eran finales,
fronterizos. Desplazaban
Sus cristales
manchados. Se comían
La nada de las
calles.
El hombre es un
fracaso que termina a su hora.
No encontró la
justicia ni la quiere,
Solo le duele el
sueño de estar blando,y hace las cuentas para su bolsillo.
Miles de juncos
ruedan por la arena del frio.
Con la mano y la
noche
Los escapes contagian
Un espiral de negros
Estantes infalibles.
Eran de tela y nadie
fue a vestirlos,
Los ojales
desgarraron su muerte;
Cercos disimulaban un
pasillo cegado.
Eran de carne y nadie
fue a buscarlos.
Pasos de ciegos
crecían al desagüe del suelo.
El silencio tenía
alambradas sin ojos.
Todos quisieron irse,
pero estaban tan rotos.
Relojes que fallaban
la cuenta de no ser
Como guardianes de
una locura transparente.
Por el pozo
La soga mecía su vertical indiferencia.
ALBERTO VALERO
Tierra de odio y fuego
Esa mujer
triste, enlutada, lloraba a gritos
La he
podido ver hoy mismo a las tres, en las noticias,
quería
leer su futuro y no veía nada,
solo es
una mancha horrible de dolor y miseria.
Buscaba
por las perdidas razones de su ocaso,
mirando al cielo, con
plegarias sin respuestas,
nunca
quiso, ni deseó, ese mundo en ruinas,
ni
creía en el odio predicado de las razas,
solo
amó a todos y los quiso amar sin condiciones.
Luego
frutos de su amor, sus hijos guardó en tierra,
se los
llevó el horror crudo, de las venganzas ciegas
y los
lavó con sus lágrimas de piedra, extenuada.
Nada
pedía al “Hamás” ni del “Moshav” reclamaba,
mas sin
quererlo pagó muy cara, con sangre y fuego
la
fatal intransigencia infame de muchos otros.
Nada le
queda y llora, nada le queda y clama,
sus
lágrimas se pierden en el polvo
de las
amalgamadas rizas de solares yermos,
herrumbres
retorcidas, de cascote y ladrillos,
légamos
mezclados con enseres y restos,
como
sentencia injusta de condena inmerecida.
Está de
rodillas, con los brazos abiertos en cruz
quisiera
abrazar muy fuerte las vidas no olvidadas,
arrebatadas
sin piedad, ni causa o miramiento.
Esperando,
sin esperanza, que una explosión sorda
o
ruidosa la eleve desde tan real barbarie
al
mundo etéreo del prometido Paraíso.
Si es
que existiese, pues de saber, ni esto sabe.
JORGE MATO
Se hace necesario
desterrar la tristeza
que impide respirar.
Es demasiada
la pena que chorrea
por las paredes
rotas.
Ya no sirven los
muros,
sólo el aire nos
ofrece el camino.
Maldigo el laberinto
por el que nos perdemos.
Es la sangre caída
quien nos grita
pidiendo renovarse,
renacer en un nuevo
paisaje
donde puedan los
gatos caminar libremente
sobre tejados limpios
y noches silenciosas.
Velando nuestros
sueños
como siempre han
querido.
Renè Magritte. Los
Amantes
PABLO LLORENTE
He muerto y renacido muchas veces
He
muerto y renacido muchas veces
esta
noche en tus brazos -luz y fuego-,
siempre
alba y rosa, dulce amada mía.
Acogido
a tu seno, me desvivo
y
renuevo, incansable, jade y puro.
La
alborada deshoja tu pupila,
en
cúmulo infinito de brillantes
miradas
de grato asombro amarillo,
porque
amanece un nuevo día, amor.
Esa
lumbre en tus ojos, tan risueña,
me
ilumina y nos llena de entusiasmo.
Abrazados
en versos y sonrisas,
tu
música y tu voz me alegran y alzan
a un nuevo mundo, sólo tuyo y mío.
JOSÉ LUIS GÓMEZ RECIO
Poema de hora escasa
Me
aburre el poeta inmóvil,
creador
anclado de culo
que ama
la belleza fija
de la
estatua mil repetida.
Me
bosteza muy soberano
el que
escribe atornillado
cuencos
de leche de luna
bebidos
hasta la saciedad.
Dónde
la escuela de piruetas
que
prometías crear ayer,
antipodista
de las palabras
del
Museo de Nunca Rimar.
En qué
muladar olvidaste
el
grito de evohé con el que
irías a
saludar la sonrisa
de las
piernas abiertas a ti.
Con las
nalgas apalancadas
no
sueñes en mover al mundo.
Tu
demonio y carne serán
el
olvido del por escribir.
DANIEL VÁZQUEZ
Despedida
A mis muy preciados y
DIVERSOS amigos.
Adiós,
hermanos, adiós.
Sea
el poema
grata
morada
sin
despedida.
Albergue
el noble yunque
de
tan versada forja,
golpe
tras golpe,
eco
tras eco
que
hacia los cielos vuelan
sin
ausentarse.
Adiós, hermanos, adiós.
Daniel, no hay dos sin tres, ¡a por ellos, a salir en la bandera!
JAVIER DELGADO
Hay un oscuro pretil
en sombra verde
y humedad sola,
brisa de profundidad.
Agua cercana que lame
terciopelo de cálida
piedra,
y me conoce,
y llega a mí ausente
de brillo.
Sí, desde una altura.
Blanca brisa de
esperanza,
pudiera llegar a ser
casi verdad.
Ser incluso, sin
destilar pérdidas.
Puente de Olloniego,
Asturias
CARLOS
BERNAL
(Sólo te tengo a ti, memoria mía
Envuelta en soledades y en recuerdos.
Unas gotas de lluvia resbalando
Por un cristal de ensueños.
( Celso Emilio Ferreiro)
Cada siempre
Cada siempre los
espejos repetían su figura,
y el rasguear de su
voz.
No quiero tener un
espejo de siempre, no quiero,
si al ver reflejada
mi sombra, no encuentro un solo pelo en la alfombra.
Y si miro en la
ventana de siempre y trato de escribir, sin mis recuerdos.
Y si estoy
dentro, y a la vez fuera,
son mis reflejos, en
el espejo de siempre,
convertidos, en
sueños y recuerdos,
los siempre que trae
el viento.
Recuerdos,
y siempre palabras,
para hablar por casa,
en blanco y negro,
sin autor conocido, siempre.
Y en el fondo del
espejo,
en una de sus cuatro
esquinas de siempre,
hay un siempre
escondido, esperando siempre.
Y no está dormido,
no, siempre está despierto.
Y si cierras los
parpados, y ocultas los ojos
y ves que no tienes
ojos, ni espejo,
y solo estas
despierto, cada siempre,
en la esquina de siempre.
Dalí de espaldas
pintando a Gala con sus reflejos en un espejo
TENEMOS NUESTRAS
DEBILIDADES. Páginas robadas al tiempo
EDUARDO GALEANO (De su publicación El Libro de los Abrazos)
Los nadies.
Sueñan las pulgas con
comprarse un perro y sueñan los nadies con salir de pobres, que algún mágico
día llueva de pronto la buena suerte, que llueva cántaros la buena suerte; pero
la buena suerte no llueve ayer, ni hoy, ni mañana, ni nunca ni en lloviznita
cae del cielo la buena suerte, por mucho que los nadies la llamen y aunque les
pique la mano izquierda, o se levanten con el pie derecho o empiecen el año
cambiando de escoba.
Los nadies, los hijos
de nadie, los dueños de nada.
Los nadies; los
ningunos, los ninguneados, corriendo la liebre, muriendo la vida, jodidos,
rejodidos:
Que no son, aunque
sean.
Que no hablan
idiomas, sino dialectos.
Que no profesan
religiones, sino supersticiones.
Que no hacen arte,
sino artesanía.
Que no practican
cultura, sino folklore.
Que no son seres
humanos, sino recursos humanos.
Que no tienen cara,
sino brazos.
Que no tienen nombre,
sino número.
Que no figuran en la
historia universal, sino en la crónica roja de la prensa local.
Los nadies que
cuestan menos que la bala que los mata.
Caricatura
de Andrés Moy
JUAN GELMAN
El juego en que andamos
Si me dieran a elegir, yo elegiría
esta salud de saber que estamos muy enfermos,
esta dicha de andar tan infelices.
Si me dieran a elegir, yo elegiría
esta inocencia de no ser un inocente,
esta pureza en que ando por impuro.
Si
me dieran a elegir, yo elegiría
este amor con que odio,
esta esperanza que come panes desesperados.
este amor con que odio,
esta esperanza que come panes desesperados.
Aquí
pasa, señores,
que me juego la muerte.
que me juego la muerte.
JOSE LUIS GÓMEZ RECIO.
Súplica
para leer más a Rafael Cansino Assens, el único maestro que admitió haber
tenido Jorge Luis Borges. Fragmento de su libro, El Divino Fracaso. Publicado
por El Club Diógenes, Valdemar.
“Nos agobia tanta
belleza: y querríamos a veces que este mundo no fuera tan bello… Y pedimos:
-¡Un poco de fealdad, por caridad! –Plegaria del hombre insuficiente en el
jardín espléndido. –Que nuestro mundo sea menos bello, para que nuestra hoz de
segadores por más tiempo descanse: para que nuestro corazón por un instante
pueda adormecerse en el hueco sagrado: para que nuestros ojos no se rasguen de
mirar a todas partes y puedan descansar en la contemplación de una sola cosa:
para que nuestras manos descansen de poner guirnaldas sobre las puertas: para
que las muchas veleidades con sus fugaces saetas no desgarren la frente de nuestra
seria voluntad: para que no prodiguemos demasiado nuestros dones diminutos y
podamos hacer una única ofrenda, digna, pesada de plenitud , en el ara más
firme y ante la imagen más grave para que nuestra inspiración demasiado fácil
no se pierda en los laberintos de la poligamia y se haga concentrada y fuerte
en la copa del amor único; para que podamos hacer una obra única , grande y
eterna, y podamos labrar un solo surco eterno en el que las cosas bellas,
ligeras y efímeras que tanto nos turban, se renueven indefinidamente, pero
formando parte de su esencia… Que el mundo sea menos bello, Señor; y nosotros
menos fecundos y menos perspicaces; menos ligeros también para que no temblemos
a la manera de los juncos en que se posan mariposas efímeras, sino a la manera
de los grandes árboles, cuyo ramaje denso vibra sordamente, estremecido por las
alas pesadas e innúmeras; que seamos más pobres, oh Señor, para que no
arrojemos locamente a los aires puñados de racimos, sino que exprimamos tierna
y cautamente en la copa del arte, hasta formar una esencia concentrada, la
única uva gruesa de nuestro corazón ; para que no nos disipemos en vanos
abrazos ni sangremos en menudas heridas; para que no seamos desgarrados por
saetas diminutas y nos reservemos enteros con los álveos colmados, para el
supremo instante en que deben correr todas las fuentes… ¡Que el mundo sea menos
bello, Señor!”
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Guadalajara
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