DIVERSOS
54. TERTULIA POÉTICA GUADALAJARA febrero 2015
Palabra
de honor
Estamos inmersos en un
maremágnum de adjetivos, sustantivos, conjunciones, adverbios, preposiciones,
pronombres, verbos, interjecciones. La agudas, esdrújulas, llanas… uf. Desde el
bachillerato he soñado que se me tiraban las palabras arteras a la cabeza
mientras conciliaba el sueño. Pesadillas de la mente calenturienta de un torpe
escolar.
Con el tiempo he podido
valorar lo más importante de las
palabras para los poetas, lo que nos permite dar musicalidad y ritmo a los
versos: Las sílabas. Heptasílabas, pentasílabas…
La concepción del
significado de la palabra como una unidad de pensamiento generalizado necesario
para el intercambio social, es de un valor incalculable. Y no le demos más
vueltas. Nos distingue de los gruñidos
de los animales, el susurro de las hojas de los árboles o el quietismo mudo de
las piedras.
Pero no olvidemos que
también, las palabras son las llaves que abren las piras de la inquisición, los
muros de los fusilamientos, las censuras en los teatros y los silbidos en los
escaños de los Parlamentos.
El poder de la palabra es
el poder de la razón y el arma más poderosa que nunca hubiéramos soñado poseer.
Vamos a usarla con cabeza. JLGR
JOSÉ LUIS GÓMEZ RECIO
Previo a escribir un poema
Algunos
habitantes de la tribu
de los
cazadores de letras
que habitan en
los desfiladeros
de ladrillos y
adoquines de la ciudad,
salen a la
caída de la tarde
para tender sus
trampas:
lazos para
cazar eles
nasas para enes
redes para
erres
cepos para ces…
Por las mañanas
suelen ponerse
salacot
para recoger
las presas conseguidas,
excepto uno que
se
pone gafas y
cazamariposas
con el que
intenta vagamente
atrapar eses
arrastradas a deshora.
En el
mercadillo de la
Plaza de los Poetas
Perdidos
éstos compran
letras frescas
con las que
escribir sentimientos.
CARLOS BERNAL
Entrañas del alma
A
Con la palabra
quemada en las entrañas del alma
responder sin
tener en cuenta el silencio que acompaña
y los amigos
nos acariciarán con susurros
que nunca
liberarán las palabras
B
En la incansable
rueda, en las afortunadas profundidades
en la cálida
perla
en las ironías
de los hombres
quise
ilusionadamente hablar.
C
Para qué nos
expresamos
si la simple
respuesta nos niega la palabra
y la humana
jungla brama en su sigilo.
D
Te olvidaremos
en el enturbiar de la vida
y poco a poco
el hablar serán cenizas
y solo palabras escritas pesando en el olvido.
JAVIER DELGADO
Mirada o
espejo
Un sinnúmero
reflejo
de tu honda
oscuridad
sobre cristales
rotos,
sin azogue:
las palabras,
haberes de la
otredad.
¿Cómo si no?
Nada existe más
allá
en la profunda
atención
de mirar tu
voz;
música de
conocer
un hallazgo de
labios.
Bajo los sauces
sin embargo,
puedes pensar
las piedras
hablando
sus silencios.
Alguna vez
fuera
imprescindible
un silencio sin
reflejos.
PABLO LLORENTE
Contigo alborea la vida
Contigo alborea
la vida
cuando a mi
espíritu estimulas,
¡fundidos nunca
el sol declina!
Amante esquiva,
espero siempre
Merecerte eternamente.
Amiga, que tu
amor me lleve.
Eres viento de
vida, céfiro,
todos los
vientos de la Rosa,
como galerna,
puro viento.
Mi profundísima
vivencia,
tú, siempre
sangre de mi sangre,
arcilla dúctil,
pura tierra.
Agua marina que
me baña,
undoso mar que
me sostiene,
lluvia que me
invade, pura agua.
Me fundo y
renazco en tu seno,
zarza que arde
y no se consume,
inextinguible,
puro fuego.
Eres
resplandeciente nácar,
un fogonazo y
un relámpago,
siempre mi luz;
tú, la palabra.
Parole, parole, parole... EN EL SILENCIO
En el silencio
sueño
palabras que no
existen.
Pero en las
noches blancas,
aunque no haya
palabras,
te seguiré
llamando por tu nombre.
Sin despegar los labios
podré seguir diciendo la belleza del mar
o pronunciando
sin conocer sus letras,
mi miedo, nuestro miedo.
podré seguir diciendo la belleza del mar
o pronunciando
sin conocer sus letras,
mi miedo, nuestro miedo.
¿Cómo
encontrar, y dónde,
el vocablo que
explique
el horror, la
estulticia del mundo?
Hay palabras
que matan
antes de
pronunciarse,
como silencio,
muerte,
vacío, todo, nada.
vacío, todo, nada.
O simplemente,
te amo.
ALBERTO VALERO
Hay palabras
Palabras las hay que aman,
palabras las hay que hieren,
palabras hay que alaban,
palabras hay que ofenden.
palabras las hay que hieren,
palabras hay que alaban,
palabras hay que ofenden.
Y todas son palabras.
Con las palabras dulces,
hay palabras amargas,
con las palabras sosas,
hay palabras saladas.
hay palabras amargas,
con las palabras sosas,
hay palabras saladas.
Y todas son palabras.
Hay palabras muy breves,
hay palabras muy largas,
hay palabras muy finas,
hay palabras muy anchas.
hay palabras muy largas,
hay palabras muy finas,
hay palabras muy anchas.
Y todas son palabras.
Palabras que son bellas,
serán palabras feas,
palabras que son gordas,
serán palabras flacas.
serán palabras feas,
palabras que son gordas,
serán palabras flacas.
Y todas son palabras.
Escoge tus palabras.
Palabras
que son aire y el viento se las lleva.
Tras ellas yo no corro.
Me siento y en silencio...
con la mano en la pluma, cual arado,
remuevo la memoria.
Me siento y en silencio...
con la mano en la pluma, cual arado,
remuevo la memoria.
Soy hombre de palabra.
Muchas no.
Una y labrarla.
Muchas no.
Una y labrarla.
Siembra
No sólo el viento
esparce sus antologías
por los bosques, inunda...
de pólenes nuevos
las almas de los árboles.
esparce sus antologías
por los bosques, inunda...
de pólenes nuevos
las almas de los árboles.
También tú
injertas tus palabras
en los huecos hambrientos de las piedras
para enseñarles el sabor del pan
y despertar en ellas la memoria
de un cora
injertas tus palabras
en los huecos hambrientos de las piedras
para enseñarles el sabor del pan
y despertar en ellas la memoria
de un cora
ÁNGELA FIGUERA AYMERICH (Poeta recomendada por Chús Ventosa)
Jugando
¿Redonda?
La luna.
¿Y redondo?
El sol.
¿Redonda?
La bala.
¿Redondo?
El balón.
¿Redonda?
La fresa.
¿Redondo?
El fresón.
¿Redonda?
La rosca.
¿Redondo?
El roscón.
¿Redonda?
La lima.
¿Redondo?
El limón.
¿Redonda?
La plaza.
¿Redondo?
El balcón.
¿Redonda?
La torre.
¿Redondo?
El reloj.
¿Redonda?
Tu cara.
¿Redondo?
Tu corazón.
Tu corazón no es redondo
Tú ¿lo ves?
¡Claro que no!
Entonces ¿cómo lo sabes?
Porque sí.
¡Vaya razón!
Es mío y sé que es redondo.
Pues ya no juego.
Ni yo.
Ángela Figuera Aymerich (Bilbao,
30 de octubre de 1902 - Madrid, 2 de abril de 1984), escritora española
perteneciente a la Poesía desarraigada de la Primera Generación de la
Posguerra.
PABLO NERUDA (Poeta y texto sugerido por José Luis Gómez Recio)
Confieso que he vivido
“…Todo lo que usted
quiera, sí señor, pero son las palabras las que cantan, las que suben y bajan…
Me prosterno ante ellas… Las amo, las adhiero, las persigo, las muerdo, las
derrito… Amo tanto las palabras… Las inesperadas… Las que glotonamente se
esperan, se acechan, hasta que de pronto caen… Vocablos amados… Brillan como
perlas de colores, saltan como platinados peces, son espuma, hilo, metal,
rocío… Persigo algunas palabras… Son tan hermosas que las quiero poner todas en
mi poema… Las agarro al vuelo, cuando van zumbando, y las atrapo, las limpio,
las pelo, me preparo frente al plato, las siento cristalinas, vibrantes
ebúrneas, vegetales, aceitosas, como frutas, como algas, como ágatas, como
aceitunas… Y entonces las revuelvo, las agito, me las bebo, me las zampo, las
trituro, las emperejilo, las liberto… Las dejo como estalactitas en mi poema,
como pedacitos de madera bruñida, como carbón, como restos de naufragio,
regalos de la ola… Todo está en la palabra… Una idea entera se cambia porque
una palabra se trasladó de sitio, o porque otra se sentó como una reinita
adentro de una frase que no la esperaba y que le obedeció. Tienen sombra,
transparencia, peso, plumas, pelos, tienen de todo lo que se les fue agregando
de tanto rodar por el río, de tanto transmigrar de patria, de tanto ser raíces…
Son antiquísimas y recientísimas… Viven en el féretro escondido y en la flor
apenas comenzada… Que buen idioma el mío, qué buena lengua heredamos de los
conquistadores torvos… Éstos andaban a zancadas por las tremendas cordilleras,
por las Américas encrespadas, buscando patatas, butifarras, frijolitos, tabaco
negro, oro, maíz, huevos fritos, con aquel apetito voraz que nunca más se ha
visto en el mundo… Todo se lo tragaban, con religiones, pirámides, tribus,
idolatrías iguales a las que ellos traían en sus grandes bolsas… Por donde
pasaban quedaba arrasada la tierra… Pero a los bárbaros se les caían de la
tierra de las barbas, de las herraduras, como piedrecitas, las palabras
luminosas que se quedaron aquí resplandecientes… el idioma. Salimos perdiendo…
Salimos ganando… Se llevaron el oro y nos dejaron el oro… Se lo llevaron todo y
nos dejaron todo… Nos dejaron las palabras”.
Confieso que he vivido es un libro que recoge las memorias del poeta Pablo Neruda, publicado por primera vez en la
colección «Biblioteca breve» de la editorial Seix Barral. Se trata de una obra
póstuma, que reúne las impresiones del autor casi hasta el mismo momento de su
muerte.
(Sin palabras)
Javier Delgado,
Jorge Mato, José Luis Gómez Recio
© Tertulia Literaria, Asociación
Cultural C/ Lope de Haro, 4 1º - Guadalajara
CIF 619302231
Esta publicación aparece gracias
a Aache Ediciones, Casino Principal y Dublin House
di-versos-guada.blogspot.com
Números atrasados DISCOPI,
Cuesta del Matadero, 17. Guadalajara.
Y COPIPLUS, Condesa de la Vega
del Pozo, 3. Guadalajara.
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