DIVERSOS
74. TERTULIA POÉTICA
GUADALAJARA junio de 2015
DEBAJO
DEL PRECIPICIO HAY ESCRITA UNA TRAGEDIA. Y EN EL HORIZONTE UN ROMANCE.
Apúntate a soñar. Estás de
vacaciones y tienes que buscar inspiración, así que lleva tu hoja de ruta en
papel blanco grabada a fuego en tu cerebro y admira la vida. Es más bonita de
lo que crees. Apúntate a decirlo con voz clara y nueva para todos los demás. No hagas como los poetas de la
tribu de marear la perdiz, que no distinguen nueva de nueve o nieve… y así no nos entienden. (Por la incongruencia y la fotografía
JLGR)
ALBERTO
VALERO
Por más que
disfrutes del más bello libro
ames a la mejor de las madres
veneres un idílico paisaje
te ilusione una puesta de sol
tengas los hijos perfectos
anheles los sueños despiertos
recuerdes los amores gozados
te llene la encontrada esperanza…
Porque sé que todo eso,
absolutamente todo lo que amamos
acabará muerto a manos del tiempo,
declaro al tiempo mi mayor enemigo.
Si encuentro un dios, si lo hubiera,
capaz de parar el tiempo
solo entonces hallaré la fe para
adorarlo,
para creer que hay algo eterno,
sin más allá, la omnipotencia,
mi utopía.
Navegar
a vela en el crepúsculo nos acerca a la reflexión pausada. Foto JLGR
LOLA
VILLAVERDE
Debajo de las losas
bulle la vida,
serpentea una energía inmensa
feroz, potente
al tiempo que discreta.
Cubrimos el suelo de cemento,
o negro alquitrán
para alejarnos
no sentir el miedo
que produce su fuerza.
No queremos pisar tierra
mas cuando llueve
ese aroma primitivo
nos recuerda un instante
esa tierra que somos.
Fotografía
Lola Villaverde
JOSÉ LUIS GÓMEZ RECIO
Cada vez que me muevo
se me cae la empalizada.
Cada vez que miro nalgas
me sacia la nostalgia.
Cada vez que sueño hoy,
hay nauseas en el vientre.
Ayeres de serenos
hablando
en mochuelo “voy voy”
al ritmo clap clap
del chuzo sobre el adoquín.
Serenos asturianos,
porteros chivatos,
estanqueros mutilados
y los guardias de salacot
sembrados de Navidad.
Cada vez que miro atrás
veo en el espejo retrovisor
la marca del destino final.
Lo que veo por delante
me da mucho por detrás.
El Señor Servilleta orando. JLGR
CARLOS BERNAL
Esquina
Amor acomodado,
eres, hueco apasionado,
que tapado en aquel pañuelo gris
eres esperanza en mi despedida.
En el más allá de los confines,
entre cortaduras, un corazón muere.
Sueño unirme con mi amada amiga.
El pañuelo despidiendo tu presencia
en mi adiós
yéndose la vida, espera a un amor
sumergido.
Arista saliente de amor viva
y entre cortaduras y quejidos
no amaneciendo mañana
y enamorándome de la vida.
En mi travesía
tan cerca y tan lejos de tu figura
con suaves cadencias en el adiós
y desencantos y fantasías.
Agitándome, removiéndome en mis
recuerdos
en un instante, entristece
meditación
y codicia
en ilusiones intolerables y
desunidas.
Una esquina viva de una calle cualquiera de Guadalajara. JLGR
CARMEN
NIÑO
A
mi padre
Parece que duerme.
Quiero creer que finge dormir
En esa hora tendida de azul,
Concierto melancólico de estrellas
Que en otro abismo programan su
destino.
Pido una tregua para la despedida,
Un minuto para ver la vida,
Una palabra antes de la honra
fúnebre.
Parece que duerme, tranquilo
Despojado de culpa,
Sin dolor en el costado,
Sin disnea, ni frio.
Me santiguo ante él,
Llamo a ese Jesús redentor
Que dicen te acoge en la muerte,
Pido que salgan a su encuentro
Los que nunca volvieron.
La nave está a punto de partir,
Con ella hará su último viaje
Sin embargo me parece que duerme,
Que pedirá su ropa de domingo
En un instante, y estaré muy cerca
Para abrochar los botones
De esa camisa que se resiste.
JAVIER DELGADO
Riberas
Descenso de la plena luz
arbitrando claros
en los ribazos largos de azul;
vals de brisas en las copas,
espejuelos del temblón
altísimo y a cuerpo.
Oculta su densidad incierta
el agua enmudecida.
Crecen las salgueras
a pasar el estío y a tiempo.
Es hora de echar en falta
lejanas conversaciones,
tanto dan las arboledas,
perdido el concierto
de urgentes otredades y demandas:
Traed nuevamente a la mesa,
servida bajo el carrizo,
una suerte de alas evocadas
y un sueño nuevo.
Javier
Delgado. Acuarela.
GRACIA
IGLESIAS
Aquí, detrás de ti
Qué mentirosa eres.
Mira cómo sonríes y me escondes
bajo tu maquillaje,
tus tacones,
tu nube de perfume que me embriaga
(como a todos, no tengo que negarlo)
pero que no soporto porque no habla
de mí.
Desde hace muchas lluvias me muero
por las noches
y tú ni te das cuenta.
¿Le has dicho a alguien mi nombre,
nuestro nombre,
tu nombre?
No respondas, ya sé,
sé que no necesitas mis reproches.
Querrías devorarme –caníbal de ti
misma–
para no sentir más la música de
lágrimas
que derramamos juntas.
Te avergüenzo, lo sé. ¡Qué mentirosa!
Pretendes que eres alguien
levantas orgullosa la cabeza contra
el pasado
y te apropias palabras
que han nacido de mí,
de mi pobreza y de mis inquietudes,
de mi cansancio, de mi soledad,
de mi impotencia
y de mi frustración.
Descuida, que no voy a proclamarlo.
Te grito así en silencio desde el
aire que exhalas
o que inspiras creyendo que masticas
ideas
cuando me buscas para que te
consuele.
Porque quiero que sepas que te odio
tanto como te admiro.
Tranquila. Mis planes no te
incluyen.
He anudado una soga de recuerdos
y pienso ahorcarme sola,
sin tu ayuda.
CARMEN JODRA (Joven poeta presentada por Gracia Iglesias)
La biblioteca no es un lugar para lo
sensual
por eso me conmueve tanto este
mínimo delito
cuando los estudiantes en verano
deslizan sus sandalias debajo de la mesa
y permanecen con los pies descalzos
rebelión contra una norma no escrita
esos tímidos pies, jóvenes y
preciosos,
proclamando lo que nos recordaba uno
de mis maestros:
que descalzo
se dice en otro idioma “pies
desnudos”.
Carmen
Jodra Davó nació
en Madrid en 1980. Es licenciada
en Filología Clásica por la Universidad Autónoma de Madrid.
En 1999 obtiene
el XIV PremioHiperión con su libro Las moras
agraces, con gran éxito de crítica y alcanzando seis reediciones en su primer
año de venta. En 2004 publica
un nuevo poemario: Rincones sucios. Durante los cursos 2004-2005 y 2005-2006 vivió
en la Residencia de Estudiantes,
gracias a una beca de creación otorgada por el Ayuntamiento de
Madrid.
PABLO LLORENTE
A Mario Costa Pereira
Lisboa en primavera
Amanece
con un cielo sereno.
Retoños
de hojas en los árboles.
Todavía
flor de azahar en los naranjos.
Todo
son amables sonrisas.
Risas
y bellas mocitas de hermosas piernas.
Sol
espléndido en un cielo que también ríe.
Pasamos
por algunas estaciones con el tren
camino
de Cascais, vamos paralelos al ancho Tajo en su margen derecha,
aguas abajo, hacia la mar
que
ya se divisa en el horizonte.
Los
Jerónimos, el Monumento y la torre de
Belém.
Aquí
todo es verde, los árboles y la hierba.
Frente
a mí dos alemanas que me sonríen.
La
bahía, al fondo el mar abierto, enfrente una extensa playa.
El
tren rueda por la orilla a diez metros del estero.
Diques
de enormes piedras, varios pescadores de caña sobre ellos tentando la suerte;
caletas
y un verde lujuriante, cual Trópico templado.
Oeiras,
luego Carcavelos. Aquí se vacía medio tren de pasajeros.
Quintas
y villas sobre el prado en una naturaleza armoniosa.
Las
chicas alemanas son de Dusseldorf, les cuento lo que escribo y de nuevo sonríen.
Bajan
en Estoril, pasean por la costa.
Llegamos
a Cascais y la brisa dulce y el olor salobre del mar me inundan
y es para siempre en mi recuerdo una Primavera
verdeazul.
Ilustración Sandra Gobet Herrera
VICENTE MORATILLA
Dos maneras de entender el mismo poema: uno optimista
y otro pesimista
A última hora
salvarse es posible,
(qué remedio !)
siempre hay alguien
a quien escuchar,
(aunque no es fácil)
y alguna senda virgen
a la que meter mano
(apartando los escombros),
y más de cien catedrales.
que regocijen la vista
(aunque te cobran entrada).
Siempre,
algún tesoro oculto
(oxidada hojalata)
alguna sorpresa inesperada,
(a veces ingrata)
y el vino,
(sin nadie)
y los frutos de una boca,
(que se niega)
o una frente limpia que besar.
(dócil hasta ahora)
También
remedios absolutos,
eso, a última hora,
cuando no queden más remedios.
(que ya no van quedando).
JORGE
MATO
Las cosas necesarias
Son necesarias ya muy pocas cosas.
Un poco de silencio cuando quieres
silencio. Una casa
y alguien que espera allí
cuando tu llegas.
No hacen falta relojes.
Si acaso, un puñado de almendras
para saborear ese pequeño trago de
cerveza
que aún te queda en el vaso
después de la comida.
Una ventana limpia
abierta hacia un paisaje conocido
Y la foto de un día,
ese que aún recuerdas con nostalgia.
Tu soledad , que es tuya
y que te es imposible compartir.
Esto si que es así aunque no
quieras.
Y a veces, solo a veces….
Pido perdón por la frase ya usada
a lo largo de cientos de poemas.
Aunque a decir verdad, no debería.
esto no es un poema ciertamente.
Digo que a veces, como nos canta
Aute,
tan solo necesito
mis dos o tres segundos de ternura.
Acuarela
Jorge Mato
CARMEN
BRIS
Cuando llegue el verano
Cuando llegue el verano
y vuelva el trigo verde a
convertirse en oro,
volveré a tus caminos, caminos ahora
nuevos,
donde encontrar tus pasos.
Caminaré contigo, de la mano,
repasando recuerdos por un tiempo
olvidados.
Recordaremos juntos todo el tiempo
perdido
que a distintas personas dedicamos.
No cabe lamentarse del error.
ni llorar por los besos nunca dados.
no cabe en esta vida tanto amor
que los dos nos tuvimos, sin logar
encontrarnos.
Pero sé que estuviste casi, casi a
mi lado
y soñaste conmigo en las noches en
vela,
contemplando la luna a través del
espacio.
Se que me presentiste
que en el sueño dichosos nos amamos,
que apasionadamente, nos fundimos
los dos
en un candente abrazo…
La luz de la mañana nos devolvió a
la vida,
nos lanzó a playas nuevas,
a senderos extraños.
Castillo de Jadraque. Aache ediciones.
PAULINO
APARICIO
San
Juan
San Juan
días parados al altar del solsticio,
como empujón de fuentes.
San Juan
trigo que escucha el páramo
nivelando las luces.
Neutral como la mano
que vuelve del trabajo.
San Juan
por el granado
(flores de labio y sangre),
o gritando en cerezas
con gorriones de infancia:
transparente caricia
goteando los arcos
de los cielos posibles.
San Juan
fuego en el agua,
cañas y caracolas.
El mar es un vestido
con colores que suenan
a pedernal y a perro
y a muelles desvelados.
Canto a tu misa mágica,
San Juan.
Con la noche más corta.
Mujeres
empapada la falda
de una danza salobre,
se me acercan al sueño.
Queda un tambor de luna
y un olor a marea,
al hondo amanecer.
Las
hogueras de san Juan nos purifican en el Monasterio de Sopetrán
AGUSTÍN
GARCÍA CALVO (Gramático, poeta, dramaturgo, traductor y
pensador traído de la mano de Manuel Sanz para deleite de nuestra tertulia)
¡Adiós! Eres muy caro para poseerte;
tú tus cotizaciones bien al justo
cuidas,
y tu cartera de valores te hace
fuerte;
mis letras contra ti todas están
vencidas.
Pues ¿cómo fuiste mío sino por tu
aserto?
Y para esa riqueza mis méritos
¿dónde?
A ese don de hermosura nada en mí
responde,
y así otra vez mi cuenta queda en
descubierto.
Tú te me diste o sin saber aún su
tasa
o de mi precio, a quien lo dabas,
confundido;
así aquel gran dispendio, por error
salido,
hecho mejor balance, vuelve ya a la casa.
Agustín García Calvo (Zamora, 15 octubre de 1926 - ibídem, 1 noviembre de 2012).
Realizó estudios de Filología Clásica en la Universidad de Salamanca, donde
estudió con la primera promoción de alumnos del maestro de la filología clásica
española, Antonio Tovar. Se
doctoró en Madrid a los 22 años con una tesis titulada Prosodia
y métrica antiguas. En 1951 ejerció como profesor catedrático de
instituto. En 1953 ocupó una
cátedra de lenguas clásicas en Sevilla y en 1964 en Madrid, en la Universidad Complutense (UCM), hasta que la dictadura franquista lo separó de la cátedra madrileña en 1965 junto
a Enrique Tierno Galván, José Luis López-Aranguren y Santiago
Montero Díaz por prestar su apoyo
a las protestas estudiantiles. José María Valverde y Antonio
Tovar renunciaron a sus cátedras
voluntariamente como protesta contra esta medida. A García Calvo su exilio lo
llevó durante varios años a París,
donde fue profesor en la Universidad
de Lille y en el Collège de France. También trabajó
como traductor para la editorial Ruedo
Ibérico. En la capital francesa coordinó una tertulia política en el café La
boule d'or del Barrio Latino. En 1976 fue
restablecido en su cátedra, en la que permaneció hasta su jubilación en 1992. Fue profesor emérito de la UCM. Formó parte del Círculo Lingüístico de Madrid junto con Rafael Sánchez Ferlosio y Carlos
Piera.
AMPARO
NAVARRO
Mi gato me acompaña de
madrugada
cuando escribo en mi
cuaderno de
renglones torcidos.
Apedreo el Henares por
mis sueños furtivos.
Recojo la sabiduría
fresca de los árboles
leyendo de sus hojas un
verso azul,
los pájaros con sus alas
de papel.
tararean una canción a
la nada..
JOSÉ
LUIS GÓMEZ RECIO
Polvo, sudor y costras… el niño
cabalga desbocado hacia la losa.
De
moscas y otras zarandajas.
Tengo activado desde hace tiempo un
servicio de correos atornillado a mi cerebro donde franqueo los recuerdos y los
lanzo hacia el papel. Hubo un tiempo –tristemente ya lejano-donde mis hermanos,
atrapados por una piadosa madre clueca, hacíamos un máster de tres meses al año
en un pueblo de la Alcarria baja, para que no se nos olvidaran las raíces con
tanta formación del espíritu nacional, ni afluentes del Pisuerga por la margen
derecha, ni Abenamar Abenamar moro de la morería… Menos leyes de Mendel y más trilla
y acarreo. Menos imposibles los alemanes y más Rusia número 1 mi caballo 21.
Teníamos en la fresquera de la
casa de los ancestros un vasar de papel de rizo moteado por las moscas y unos
carretes de papel engomado que pendían ahorcados del techo de la cocina: eran
los cementerios de las aladas.
Estalactitas embaucadoras que las llamaban a pegarse de patitas en sus falsas
pistas de aterrizaje.
Hubo un
tiempo no tan ayer que las envenenábamos en un platito de azúcar rojo y
también las asfixiábamos con un humo letal que olía incienso y lata de bonito
escabechado.
Con las moscas hemos hecho de todo:
empalarlas con raspas de trigo, aplastarlas entre hojas para hacer nuestro
privado test de Rorchach, comerlas entre el pan con chocolate, alimentar arañas
de tapial y adobe…
Nuestras madres cerraban y oscurecían las
habitaciones dejando una ventana abierta para que huyeran aterrorizadas de los
mantazos. O compraban rejillitas de plástico con largo rabo para azotarlas
mientras oíamos al Zorro alucinar monólogos desde aquellas radios polifémicas
con sintonía de ojo verde. O fabricaban tiras de bramante, con chapas de
cerveza dobladas, para poner faldas a los quicios de las puertas y estorbar a
los huéspedes en sus vuelos de patera hacia un destino más fresquito y más
sabroso.
De todas las moscas, las que menos me
gustaban eran las que se vestían de verde brillante y ponían sus huevos en la
carne putrefacta o en las mataduras de los codos y las rodillas de los
asistentes a los másteres veraniegos. Tampoco molaban sus parientes que
llamábamos tábanos y que mordían a las personas y las caballerías como los
caníbales hacían con los tobillos de los misioneros.
En estos tiempos de manga por asombro y
caída de los pilares, las moscas viajan a los pueblos en sus portaviones de
gallinaza, palomina y purina para fertilizar los campos. Y ellas de neoturistas
a la busca de sus ancestros en un mundo
nuevo sin cerdos en el corral.
Ahora se incineran electrocutadas para
que las golondrinas pasen hambre. No. No es buen tiempo para las moscas,
nuestras amigas de siempre, nuestras amantes vecinas desde que el hombre de las
cavernas no sabía que acabaría
evolucionando hacia el hombre de las tabernas. Y yo, insensato,
disparado inexorablemente a ser de nuevo niño. O no sé qué coño hago pensando
fuera del tiesto.
© Tertulia Literaria, Asociación
Cultural C/ Lope de Haro, 4 1º - Guadalajara
CIF 619302231
Esta publicación aparece gracias
a Aache Ediciones, Casino Principal, Dublin House,
Ecoaventura, Animación, Turismo,
Ocio y Tiempo Libre
y Amigos del Archivo Histórico
Provincial de Guadalajara
di-versos-guada.blogspot.com
Números atrasados
COPIPLUS, Condesa de la Vega del Pozo, 3.
Guadalajara.
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