sábado, 21 de noviembre de 2015

DIVERSOS 94

DIVERSOS
94. SEMANARIO DE LA TERTULIA POÉTICA GUADALAJARA
octubre de 2015


NÚMERO ESPECIAL DEDICADO AL CUARTO CENTENARIO DE LA EDICIÓN DE LA SEGUNDA PARTE DE EL QUIJOTE

Ilustracion Jorge Mato. Técnica mixta sobre cartón


Cartel oficial de nuestra aportación a las Jornadas sobre el Siglo de Oro que se celebraron en el Archivo Histórico Provincial de Guadalajara del 27 al 30 de octubre. Autor Jorge Mato.


JOSÉ LUIS GÓMEZ RECIO A modo de bienvenida
























Como uno más de los dieciséis miembros de la Tertulia Poética de Guadalajara que hemos tenido la manía de reunirnos todos los miércoles para bacinear por el verbo y el verso, me place dar entrada a nuestro trabajo sobre El Quijote como inspiración poética y literaria.
Un inciso para los doctos que nos aguantan esta tarde: Bacinear viene de usar el bacín, mancheguismo con el que denominamos en modo popular al orinal. Pero el verbo también se usa como expresión de “darle vueltas a”. Durante mucho tiempo, el bacín se ha usado como sinónimo de la bacía de barbero que portaba orgulloso Alonso Quijano sobre su testa.

Al grano: Llevamos diecinueve meses dándole vueltas a la poesía y relatando nuestras vicisitudes en un semanario que, dentro de unos días alcanzará a su número 100.
Para no molestar más de lo necesario, pasamos a mostrar una presentación visual de nuestra asociación cultural sin ánimo de lucro con un mensaje claro: En Guadalajara también pasan cosas. Y si no se escriben, no existen.
  



DOLORES ALARCÓN Presentación

Buenas tardes a todos los presentes.
Señoras y señores que han tenido la amabilidad de acompañarnos hoy, en el acto

El Quijote. Fuente de inspiración poética.

Mi nombre es Dolores Alarcón. Formo parte de la Tertulia Poética Diversos. Con ocasión de la celebración este año 2015, del IV Centenario de la publicación de la II parte del Quijote, y con ocasión de la celebración de las Jornadas sobre los Siglos de Oro que lleva a cabo el Archivo Histórico de Guadalajara, este grupo de personas aficionadas a la poesía ha visto la oportunidad de celebrar un acto cultural en torno a la figura de Don Quijote, como fuente de inspiración poética.
Y por esta razón, nos encontramos hoy aquí.
El proyecto que teníamos se ha logrado gracias a la ayuda de muchas personas que han tenido a bien colaborar con nosotros, en todos los aspectos que eran necesarios.
Así:
La Dra. del Archivo Histórico de Guadalajara, Riansares Serrano, que nos cede esta magnífica sede, y todas las personas de la misma que han dedicado su tiempo y su sabiduría a este fin.
El Dr. de la Tertulia Poética Diversos, José Luis Gómez Recio, quien ha montado la parte visual de la presentación de nuestro grupo.
El coordinador de este acto El Quijote. Fuente de inspiración poética, Vicente Moratilla.
Jorge Mato y Vicente Moratilla han realizado la selección y composición de las imágenes que se proyectan.
Manuel Sanz y Jorge Mato se han encargado de los dibujos y la obra pictórica alusiva al tema.
La música ha sido elegida por Jorge Mato y Raquel Escarpa. Se titula, Réquiem para Cervantes de Mateo Romero, Pedro Ruimonte y Sabastián López de Velasco, músicos del Siglo de Oro.
Amigos que generosamente han prestado diversos ejemplares del Quijote en ediciones especiales, para que podamos contemplarlos en la exposición que se encuentra en el vestíbulo.
Y a las personas de la Tertulia Diversos que han hecho sus composiciones poéticas, para esta ocasión.
A todos les agradecemos mucho su valiosa ayuda.

ORDEN DE PARTICIPACIÓN Y TEMAS TRATADOS

José Luis Gómez Recio, Dr de la Tertulia Poética Diversos.
Dolores Alarcón, Presentación del acto y ponencia de El Quijote como fuente de inspiración poética
Gracia Iglesias: Cap. V sobre Teresa Panza (audio).
Isabel Muñoz: Cap. V sobre Teresa Panza.
Alberto Valero: Cap. XXX, XXXI y XXXII, “De lo que le avino a Don Quijote con una bella cazadora”.
José Luis G. Recio: Cap. LXII, La cabeza parlante.
Jorge Mato lee a Dolores Alarcón: El encantamiento de la Sra Dulcinea.
Pablo Llorente: “Con ficciones, quimeras, desvaríos”.
Luis Pérez: “Sancho Panza genio y figura” (soneto).
Jesús Aparicio: “Destino común de Don Quijote y Sancho”.
Vicente Orallo: Cap. XLIII, “Aprenderás”.
Lola Villaverde: Poema inspirado en el Cap. VI
Amparo Navarro: Sobre la muerte de Don Quijote.
Vicente Moratilla: Ediciones del Quijote.


EL QUIJOTE: FUENTE DE INSPIRACIÓN POÉTICA
En homenaje a Cervantes con motivo de la celebración del IV Centenario de la publicación de la II parte del Quijote, (1615-2015).
Los miembros de la tertulia poética Diversos deseamos homenajear a Don Miguel de Cervantes, en el IV Centenario de la publicación de la II parte de Don Quijote de la Mancha, la novela española de deleite universal.
¿Con qué intención predominante deseamos hacer nuestra intervención?
Sabemos que las razones para admirar a Cervantes son numerosas, pero elegimos fundamentalmente una: la lección de humanidad que protagonizan Don Quijote y Sancho Panza a lo largo del relato.
Curiosamente, se trata de una clase de humanidad que se enmarca en una atmósfera de locura intermitente, gracias a la cual Cervantes puede escribir justificadamente, una acción que rompe con la costumbre narrativa de la época, y resulta emocionantemente humana.

Por una parte:
Enfocamos hacia Sancho y analizamos aspectos de su conducta que revelan su fondo humanitario.
¿Cómo Sancho partiendo de ser un labrador ingenuo, y un poco ambicioso, que pretende gobernar una ínsula y lo consigue, cómo llega, digo, a ser un hombre fundamentalmente bueno?.
El personaje evoluciona desde sus comienzos de hombre simple, motivado a seguir a Don Quijote por los bienes materiales que eso le pudiera aportar, sin discurso propio a no ser a fuerza de refranes, hasta llegar a ser alguien polifacético que, sin abandonar del todo su primitiva forma de ser, la alterna cada vez más, con otras más complejas. Al hilo de lo cual, recordamos a Unamuno quien llamó “quijotización” a este proceso de Sancho. El escudero crece personalmente, como cualquier hombre con entendimiento puede hacer ante las ocasiones de aprender y rectificar que ofrece la vida. Y Sancho conviviendo con Don Quijote aprovecha la lección. Aunque su música de fondo es la coherencia y el pragmatismo en su conducta, las contradicciones le acompañan continuamente. Se trata de un hombre que sólo cuenta con sus manos para vivir y es comprensible que aspire al gobierno de la ínsula que le promete Don Quijote.
¿Cómo no? ¿Quién, en su lugar, no aprovecharía la oportunidad de ver crecer a Sanchica con mejores medios y mejor nivel en la escala social? Y además, qué difícil no creer las promesas de un buen razonador como Don Quijote, en sus ratos lúcidos.
Pero, cuando tras muchos desengaños, Sancho se ve como gobernador, comprueba que el ejercicio del poder le priva de su libertad y renuncia al cargo. No se vende, lo que no impide, que cuando se le presenta la ocasión de saber cómo será su futuro le pregunte a la “cabeza parlante” si algún día volverá a ser gobernador.
Y en medio de todo esto, mantiene su capacidad autocrítica, y en el capítulo X se recrimina con estas palabras:
Este mi amo, por mil señales, he visto que es un loco de atar y aun también yo no le quedo a la zaga, pues soy más que él pues le sigo y le sirvo”.
Todas estas contradicciones de Sancho son las propias de cualquier persona; por eso nos identificamos con el escudero, porque cada uno ante las oportunidades de su vida siente confusión, y cierto vaivén de intenciones. Como él.
Pero a Sancho, para seguir a su señor por la cuesta abajo del fracaso y de los golpes, no sólo le motiva la esperanza de medrar un día, sino también, poco a poco, un sentimiento de afecto, de admiración y un afán de protegerlo que crecen con la convivencia. Hasta el punto de que Sancho le alienta en sus fantasías, para que Don Quijote no tenga que sufrir humillación, cuando el peso de la realidad se las pulveriza y le obliga a admitir su error.
Mediante este proceso, la figura de Sancho Panza se agranda y se humaniza al son de la de Don Quijote. Ambos se influyen recíprocamente y Cervantes se sirve de la antítesis como el recurso literario que soporta generalmente la fuerza del estilo.

Por otra parte:
Enfocamos hacia el hidalgo manchego para analizar también su carga humanitaria.
Don Quijote, el loco caballero andante, ¿cómo puede llegar a ser el hombre cuerdo y cabal que cierra el relato?
Alonso Quijano, obsesionado por la lectura de las novelas de caballerías se convierte en Don Quijote de La Mancha, con la intención de llegar a ser un caballero andante al uso, como Amadís de Gaula, por ejemplo. Sus motivaciones son hacer el bien, proteger a los débiles y llevar la justicia a las víctimas de los abusos de otros. Según el doctor Vallejo-Nájera, tiene una personalidad paranoica que le hace ver necesitados de justicia sistemáticamente a quienes le rodean. Pero su intención moral siempre es recta. Y esto es la justificación de su conducta desmesurada. En un mundo corrupto en el que viven el autor y el personaje, la locura es el último reducto de la justicia, de la verdad y del heroísmo.
Ginés de Pasamonte, el preso condenado a remar en las galeras, el galeote liberado por Don Quijote, conoce la locura del protagonista por su generosidad:
Don Quijote no era muy cuerdo pues tal disparate había cometido como el de querer darles libertad…”(a los galeotes).
¡Qué ironía la de Cervantes!, y qué hallazgo magistral el juego locura-cordura que permite hacer un relato abierto en el que las posibilidades de interpretación son múltiples. Además están amparadas por una nobleza de intenciones, que por muy grande que sea el disparate que Don Quijote protagonice, al lector lo deja seducido, sin remedio.
Como Sancho, y a la par, Don Quijote evoluciona desde la I parte hasta el final de la II, haciéndose, mientras vive, una personalidad cada vez más compleja.
El pensamiento mágico va cediendo terreno al pensamiento racional, y confunde cada vez menos, la realidad con sus fantasías y duda de estas, con más frecuencia.
A esto ayuda el coro de personajes que en la II parte le sigue la corriente, imitando su locura para mofarse de él: Sancho, los Duques, los Caballeros barceloneses,… y así el buen juicio en la conducta del caballero va ganando terreno, hasta recobrarlo absolutamente, mientras le va llegando la hora de la muerte. En ese momento rechaza las propuestas fantásticas que Sancho le ofrece para animarlo a luchar y para distraerlo de la crudeza del trance. Pero él expresa su voluntad de morir como Alonso Quijano y no como Don Quijote.
Cervantes cierra la posibilidad de otras aventuras y consigue finalmente hacer respetable al personaje que fallece en su sano juicio, habiendo dictado su testamento al escribano, con absoluta coherencia.
Como Sancho, pero en sentido inverso, Don Quijote que viene padeciendo el peso de la realidad que desenmascara sus fantasías, evoluciona hacia la cordura, rectifica sabiamente, y es elevado por Cervantes a una categoría moral y humana ejemplares.


Sancho en su gobierno es preguntado por el hombre que cruzó un puente. Gustavo Doré

Los miembros de la Tertulia Poética Diversos, dejando para otra ocasión hablar del humor, del virtuosismo lingüístico de la novela, o de cualquier otro aspecto interesante de la misma no tratado aquí, nos rendimos ante la lección de humanidad que desarrolla esta obra de Cervantes. La novela española, que cuatrocientos años después de su publicación, viene inspirando a pintores como Goya o Cézanne, a poetas como Rubén Darío o Heine, a novelistas y ensayistas como Flaubert, Azorín , Kafka, Freud…, a cineastas como Orson Wells, a músicos como Falla.
Y para Diversos, el grupo literario al que pertenezco, el Quijote es hoy fuente de inspiración poética, como se verá a continuación.


GRACIA IGLESIAS Trabajo que se presentó en grabación

 DON QUIJOTE DE LA MANCHA – SEGUNDA PARTE – CAPÍTULO V
Fragmentos “de la discreta y graciosa plática que pasó entre Sancho Panza y su mujer Teresa Panza”.

Sancho le acaba de anunciar a su esposa que va a volver a salir de aventura con Don Quijote, y argumenta que en esta nueva expedición conseguirá ser gobernador de una ínsula. “Antes verme muerto que sin ser gobernador”, le llega a decir. A lo que te Teresa responde:

“Eso no, marido mío, viva la gallina aunque sea con su pepita: vivid vos y llévese el diablo cuantos gobiernos hay en el mundo: sin gobierno salistes del vientre de vuestra madre, sin gobierno habéis vivido hasta ahora, y sin gobierno iréis u os llevarán a la sepultura cuando dios fuere servido. Como eso hay en el mundo, que viven sin gobierno, y no por eso dejan de vivir y de ser contados en el número de las gentes. La mejor salsa del mundo es la hambre, y como ésta no falta a los pobres, siempre comen con gusto. Pero mirad, Sancho: si por ventura os viéredes con algún gobierno, no os olvidéis de mí y de vuestros hijos. Advertid que Sanchico tiene ya quince años cabales, y es razón que vaya a la escuela… Mirad también que Marisancha vuestra hija no se morirá si la casamos, que me va dando barruntos que desea tanto tener marido, como vos deseáis veros con gobierno…”

A esta petición de Teresa de que no han de olvidar el casamiento de su hija Marisancha, Sancho responde que si Dios le llega a dar un gobierno, tendrá de casar a su hija tan altamente “que no alcanzarán sino con llamarla señora”. Esto no gusta mucho a su mujer:

Eso no, Sancho; casadla con igual que es lo más acertado, que si de los zuecos la sacáis a chapines, y de la saya parada de catorceno a verdugado y saboyanas de seda, y de una Marica y un a una doña tal doña tal  y señora, no se ha de hallar la mochacha, y a cada paso ha de caer en mil faltas, descubriendo la hilaza de su tela basta y grosera.
Por cierto que sería gentil cosa casar a nuestra María con un condazo, o con caballerote que cuando se le antojase la pusiese como nueva, llamándola de villana, hija del destripaterrones y de la pelarruecas. No en mis días, marido: para eso, por cierto, he criado yo a mi hija. Traed vos dineros, y el casarla dejadlo a mi cargo, que ahí está Lope Tocho, el hijo de Juan Tocho, mozo rollizo y sano, y que le conocemos, y sé que no mira de mal ojo a la mochacha; y con éste, que es nuestro igual, estará bien casada, y le tendremos siempre a nuestros ojos, y seremos todos unos, padres y hijos, nietos y yernos, y andará la paz y la bendición de Dios entre todos nosotros; y no casármela vos ahora en esas cortes y en esos palacios grandes, adonde ni a ella la entiendan, ni ella se entienda.

En este punto, Sancho llega a llamar a Teresa animal, porque dice que “es de animalía” que él dé con su cuerpo en algún gobierno provechoso y ella quiera casar a Marisancha con un villano y no con un noble de alta cuna y que ella misma no quiera llamarse “doña Teresa Panza” y sentarse en la iglesia “sobre alcatifa, almohadas y arambeles”. Nuevamente Teresa da sus argumentos:

Siempre, hermano, fui amiga de la igualdad, y no puedo ver entonos sin fundamentos. Teresa me pusieron en el bautismo, nombre mondo y escueto, sin añadiduras ni cortapisas, ni arrequives de dones ni donas: Cascajo se llamó mi padre, y a mí por ser vuestra mujer me llaman Teresa Panza, que buena razón me habían de llamar Teresa Cascajo. Pero allá van reyes don quieren leyes, y con este nombre me contento, sin que me le pongan un don encima que pese tanto que no le pueda llevar, y no quiero dar que decir a los que me vieren andar vestida a lo condesil o a lo de gobernadora, que luego dirán: “Mirad qué entonada va la panzapuerca; ayer no se hartaba de estirar de un copo de estopa, y iba a misa cubierta la cabeza con la falda de la saya en lugar de manto, y ya hoy va con verdugado, con broches y con entono, como si no la conociésemos”. Si Dios me guarda mis siete o mis cinco sentidos, o los que tengo, no pienso dar ocasión de verme en tal aprieto. 


                                       












                                                                     ¡Que viva la gallina! 

Que viva la gallina, así, con su pepita,
con su salsa de hambre que a los pobres no falta
y le da el mejor gusto hasta al pan con tocino.

Que viva la Teresa, nombre mondo y escueto,
sin Panza y sin Cascajo,
sin esposo y sin padre.

Que viva sin gobierno y sin verdugo,
sin el peso de doñas y de sedas,
sin chapines que eleven su desdicha
al trono de una ínsula de aire:
“Y mirad qué entonada
que va la panzapuerca”.

Que viva Maritere, la Mayte, la Teresa,
así, sin apellido,
ya que nunca Cervantes
inventó el de su madre.

Que viva la gallina con su pepita solo.
Y así, que Dios la guarde
con sus siete sentidos:
ojos que se curtieron al solano,
oídos madurados en las murmuraciones,
tacto duro de lanas, de tierra y agua helada,
paladar hecho a base de gachas y panceta,
olfato acostumbrado al tufo de los puercos,
sentido del ridículo,
intuición de mujer.


ISABEL MUÑOZ

CAPÍTULO V
De la discreta y graciosa plática que pasó entre Sancho Panza y su mujer Teresa Panza

Contradictoriamente a la defensa de su identidad que realiza Teresa Panza, ella está convencida que la mujer honrada ha de estar con la pierna quebrada y en casa.
Sancho alega que ser condesa y llamada doña implica ganarse el respeto, así vengas de pobreza o linaje, pues solo cuenta el presente. Que si eres liberal y cortés con todos, nadie recordará de dónde vienes, salvo los envidiosos, de quienes ninguna próspera fortuna está segura.
Mas Teresa no llega ya a entenderle y le pide que sea Sanchico a quien se lleve para que le enseñe a tener un buen gobierno. Sancho le responde que en cuanto sea gobernador les mandará dinero, enviara a por su hijo y hará a su hija condesa.
Teresa queda llorando porque da por enterrada a su hija y ya nada le replica a su esposo porque acepta que las mujeres nacen para ser obedientes a sus maridos…

 

Poema que simula un encuentro entre Sanchica Panza y  un conde de alto linaje

Con un igual me he de casar
para sin mil faltas estar
ni hilaza de mi tela
grosera y basta hallar.

Mas yo señora mía a vos
Con gran respeto os trataré,
ya que la madre de mis hijos seréis
y de próspera fortuna os rodearé,
pues con vuestro padre, el gobernador, acordé
en ser vos mi condesa y yo vuestro señor.

Collares llenos de joyas os regalaré,
con satenes y sedas entera os cubriré,
en mi reina os convertiré
y en un gran castillo moraréis.

Oh, mi señor, con gran honor,
por todos, doña me haré de llamar
y en una gran señora, me trocaré.



ALBERTO VALERO

Capítulos XXX - XXXI – XXXII
De lo que le avino a Don Quijote con una bella cazadora    

Los hechos que me han llamado la atención, abarcan los tres capítulos mencionados y a parte de las situaciones cómicas que desde la más estricta seriedad acaecen, en ellos he podido admirar la habilidad de Sancho, ante las ilustradas parrafadas de sus interlocutores, como supo desenvolverse a base de refranes y a su humilde parecer, mantenerse a la altura de la ocasión. Irónico a veces, agudo en ocasiones, mordaz en otras, utiliza los refranes con tal soltura que es capaz de abarcar conversaciones completas, con la única utilización del refranero, aprendido en su entorno de vida, lo que entusiasma a su anfitriona pero preocupa mucho a Don Quijote que ya le advirtiera de antemano acerca del uso y abuso de esta habilidad.

Dicha agilidad es por supuesto la de la pluma de su autor, pero ingeniosa la forma en que lo pone en boca de un personaje tan inculto como Sancho, transfiriéndole con ello una muy especial verborrea graciosa y simpática sobre su gruesa humanidad.
  
Dibujo anónimo a carbón

Todo esto y algunos más de los avatares de estos capítulos, me han inspirado  este soneto:

Sancho supo estar

Jugando las gracias de la locura,
sortea Sancho las realidades,
haciendo uso  sabio de habilidades,
que jamás cabrían en mente oscura.

¿Acaso es un bruto por su cultura?
¿Aceptar y cumplir barbaridades
dichas, cometidas en mil lugares?
¿Soñar con gobiernos por su ventura?

Como el asno y rucio que les transporta
que la cómica mofa, es lo evidente,
si se mezclan turbios, amo y sirviente.

Mas a peroratas de altanería,
con palabras altas de librería,
                                                        da respuestas Sancho con sus refranes.


JOSÉ LUIS GÓMEZ RECIO

Capítulo LXII
Que trata de la aventura de la cabeza encantada, con otras niñerías que no pueden dejar de contarse

Se trata de un pasaje, en Barcelona casi al final de su último viaje, en el que Don Antonio Moreno, alojaba en su casa como huésped a don Quijote. Tal señor era caballero rico y discreto, y amigo de holgarse a lo honesto y afable, el cual, viendo en su casa a este alucinado personaje, andaba buscando las maneras de que sacase a flote sus locuras sin tener que hacerle daño.
 Después de una opípara comida  y tomando don Antonio por la mano a don Quijote, se entró con él en un apartado aposento, en el cual no había otra cosa de adorno que una mesa, al parecer de jaspe, que sobre un pie de lo mismo se sostenía sobre él, al modo de las cabezas de los emperadores romanos, de los pechos arriba, una que semejaba ser de bronce. Dijo:
-“Esta cabeza, ha sido hecha y fabricada por uno de los mayores encantadores y hechiceros que ha tenido el mundo, que creo que era polaco de nación y discípulo del famoso Escotillo y que por el precio de mil escudos que le di, labró esta cabeza, que tiene la propiedad y virtud de responder en cuantas cosas al oído le preguntaren”.
Por no hacer más prolijo el relato, quedan al día siguiente en hacer las preguntas, para dar tiempo a don Quijote a prepararlas. Siete personas, incluidas Don Quijote y Sancho hacen sus preguntas a la cabeza y ella les responde… ¡Qué más da lo que les dijera! El caso es que Don Quijote sale maravillado por el encanto, que como os podéis imaginar nunca fue real.
Don Antonio Moreno vio en Madrid un ingenio similar que fabricó un impresor y, en Barcelona construyó la réplica. El artilugio tenía la cabeza –hueca por cierto- unida a la madera de la mesa en la vertical del pie. Tanto éste como la mesa estaban perforados, así como el suelo de la estancia y desde una habitación debajo, un propio hablaba por el conducto. Ni más ni menos… Los encantos con gaseosa.


Las cabezas llenas de aire pueden ser de loza para contener monedas para el Domund: Cabezas de negros, indios, chinos con gorrito…. Existe un modelo de cabeza hueca de arcilla que suele reposar en los escaparates de los herbolarios y locales de venta de semillas. Les crece pelo en forma de césped. Otras cabezas rubicundas contienen cerveza. Y otras, de espuma de mar sirven para fumar. Todas ellas cabezas huecas incapaces de dar vocerío o gruñido.
Las cabezas huecas que hablan son increíbles. Un prodigio de la naturaleza. Suelen ser cabezas metalizadas capaces de emitir sonidos  con un cierto regusto por el retorno y el eco que las hace parecer que nos hablan desde la ultratumba.
Unas son hijas de alfareros con horno, y otras, prodigiosas terminales de cañerías y artilugios de submarino  o de mayordomos victorianos. Todas ellas nos aportan paz y misterio por lo milagroso y esotérico.
Las malas son las cabezas huecas que nos hablan desde los senados, púlpitos, estadios de futbol, ruedas de prensa y tertulias vacías. No paran de hablar, como si fueran los únicos capaces de reflexión y verdad.
Todas las malas cabezas tienen en común que hablan por boca ajena. Como en el relato de El Quijote, las cabezas huecas siempre tienen alguien oculto que habla por ellas. Así se perpetúa el engaño. La increíble mentira sobre la que se asientan los intereses de unos pocos.
Las cabezas encantadas no son pájaros de volar mucho. Más bien de quietar un tanto. Si pudieran emigrar todos los años, cuánto no estaríamos agradecidos el resto de los semovientes que tenemos todavía algo dentro de la zosca.
El curioso doctor Guillotin investigó en los cráneos que le proporcionaban su herramienta separadora de cabezas y tórax. Pero parece que no debió de publicar nada, por no hemos sido capaces de encontrar documentación archivada.
Tampoco hemos sido capaces de rastrear en los verdugos de la Torre de Londres. Puede ser que lanzaran los restos superiores con pelos y lenguas al Támesis, para que acudieran las manadas de anguilas hambrientas a yacer en su interior. Por supuesto, vacío.



DOLORES ALARCÓN  Leído por Jorge Mato

EL ENCANTAMIENTO DE LA SEÑORA DULCINEA.
CAPÍTULO X DE LA II PARTE DEL QUIJOTE.
Breve análisis del mismo desde la perspectiva del filólogo Ramón Menéndez Pidal, que juzga la literatura española fundamentalmente como pragmática y realista  (D.Q.: Don Quijote. S.: Sancho)



Cuando se interpreta EL Quijote tiende a considerarse una novela fantástica y de caballerías, aunque sea con la intención de apartarse del género y ridiculizarlo.
La tesis que vamos a defender aquí, sin embargo, es que se trata de un relato con partes  tratadas con un fuerte realismo, como ocurre en buena medida, en el capítulo del encantamiento de Dulcinea. Para comprobarlo analizaremos algunas escenas del mismo.
Habiendo estado deambulando D. Q. y S. por El Toboso, en busca de los castillos o palacios que pudieran albergar a la sin par Dulcinea, y habiéndoles caído la noche encima, no pudiendo continuar la exploración del terreno, deciden que S. siga la búsqueda al día siguiente, con buena luz. Entretanto D. Q. permanecerá emboscado, a la espera de las noticias que el escudero le traiga de su señora.
El enamorado caballero le pide que preste atención a la reacción de Dulcinea cuando esta conozca por boca de S: la embajada que le manda D. Q., pues él sabrá interpretar por sus gestos, si se desasosiega y turba oyendo nombrar al caballero.
Cuando S. se ve solo y sin saber cómo va a lograr poner a la princesa Dulcinea ante su señor, comienza un soliloquio cuajado tanto de enormes fantasías como de aniquiladores dardos realistas, y reflexiona así:
“¿Va vuesa merced a buscar algún jumento que se le haya perdido? No por cierto, voy a buscar como quien no dice nada, a una princesa”.
Para S. no hay inconveniente en poner en un mismo nivel de objetos perdidos a los jumentos y a las princesas. Y en la misma línea realista, imaginando, si por ventura hallara a Dulcinea y lograra llevarla a la presencia de D: Q:, cae en la cuenta de que los de El Toboso podrían percatarse del rapto, y molerle las costillas a palos, por raptar a sus princesas.
En medio de la loca fantasía de andar buscando a quien bien sabe que no existe, no ve en eso el obstáculo, sino en la reacción que tendrían contra él, los del pueblo de la princesa  si él se la llevara.
El golpe de realismo vuelve a apropiarse de la escena.
Estando en estas cavilaciones el buen escudero, ve a tres labradoras sobre tres pollinos trotando hacia él, y en el acto decide que estas van a ser la señora Dulcinea y sus damas, y que porfiará ante D. Q. lo que haga falta hasta que el caballero lo admita. Así, corre a buscarlo para avisarle de la inminente llegada de Dulcinea, con estas palabras:

(Lectura).
-De ese modo -replicó don Quijote-, buenas nuevas traes.
-Tan buenas -respondió Sancho-, que no tiene más que hacer vuesa merced sino picar a Rocinante y salir a lo raso a ver a la señora Dulcinea del Toboso, que con otras dos doncellas suyas viene a ver a vuesa merced.
-¡Santo Dios! ¿Qué es lo que dices, Sancho amigo? -dijo don Quijote-. Mira no me engañes, ni quieras con falsas alegrías alegrar mis verdaderas tristezas.
-¿Qué sacaría yo de engañar a vuesa merced -respondió Sancho-, y más estando tan cerca de descubrir mi verdad? Pique, señor, y venga, y verá venir a la princesa, nuestra ama, vestida y adornada, en fin, como quien ella es. Sus doncellas y ella todas son una ascua de oro, todas mazorcas de perlas, todas son diamantes, todas rubíes, todas telas de brocado de más de diez altos; los cabellos, sueltos por las espaldas, que son otros tantos rayos del sol que andan jugando con el viento; y, sobre todo, vienen a caballo sobre tres cananeas remendadas, que no hay más que ver.

El enamorado caballero, incrédulo y emocionado, porque por fin, se va a ver ante su señora, agradecido a S. le promete, en pago de sus servicios, o el mejor despojo que ganare en la próxima batalla, o las crías de sus tres yeguas que se habían quedado preñadas en su pueblo, y ya estarían a punto de parir.
D.Q., el valeroso caballero andante, ofrece los frutos de sus fantasías, pero el hidalgo manchego ofrece lo que sabe que tiene en realidad, en sus tierras: las crías de las yeguas.
S. no lo duda y contesta a su amo con otro golpe de descarnado pragmatismo:
a las crías me atengo porque de ser buenos los despojos de la primera aventura no está muy cierto”.
Un poco más avanzado el relato, D.Q. se encuentra con las campesinas que según S. son Dulcinea y sus damas. El impacto de la visión de las tres mujeres al trotecillo, lo deja confundido y turbado. En este momento, Cervantes dota al caballero de una agudeza sensitiva notable que le permite valorar de un vistazo a Dulcinea, y entristecido, le dice a S. que la princesa es carirredonda y chata. Y que por si fuera poco, tiene un lunar sobre el labio superior del que le cuelgan unos cuantos pelos de más de un palmo de largo.
¿Habrá más desconsuelos para él?
Sí, los hay. Ya , desencajado, le confiesa a S. el último azote de realidad brutal sobre la que acaba de saludar llamándola reina y princesa y duquesa de la hermosura“. Y dice:
“Porque te hago saber Sancho, que cuando llegué a subir a Dulcinea sobre su hacanea, según tú dices, que a mí me pareció borrica, me dio un olor de ajos crudos, que me encalabrinó y atosigó el alma”.
El caballero no puede desengañarse más, la realidad no le ha dejado rastro de ilusión.
Y nosotros dijimos que el análisis sobre el realismo y el pragmatismo de este glorioso capítulo de encantamientos sería breve. Así pues, comprobamos con Don Ramón Menéndez Pidal, que incluso el personaje más idealista de la literatura española, Don Quijote de La Mancha, es un hombre que ve y huele como cualquiera y que honra al realismo literario español como el que más.


PABLO LLORENTE
Con ficciones, quimeras, desvaríos. (Segunda parte del Ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha)



El caballero de la Blanca Luna,
Roldán, Orlando, Merlín y Golías,
y Sancho Panza gobernando su ínsula,
y el caballero de Triste Figura.

        Ángel, emperador, reina, soldado,
el demonio y las Cortes de la Muerte,
Durandarte, Belerma y Cide Hamete,
el cura, el bachiller Sansón Carrasco.

        Y Dulcinea con su encantamiento,
Maese Pedro y su mono adivino,
caballo Clavileño y su relincho,
son actores del Quijote manchego.

        Vuelve nuestro  Hidalgo a su hogar vencido,
y le acogen  sus deudos satisfechos;
muere cuerdo  Alonso Quijano el Bueno,
le lloran sus parientes afligidos.

         Con ficciones, quimeras, desvaríos,
crea Cervantes nueva la novela,
refundiendo con cuentos una lengua;
ensueños y aventuras han cumplido.

LUIS PÉREZ

Recién llegado a las tertulias poéticas del grupo DIVERSOS y queriendo contribuir en este merecido homenaje del 4º centenario de la publicación de la segunda parte del Quijote, me he atrevido a componer y compartir un soneto con cierto tono humorístico, cariñoso, que no burlesco.

Que bien sabido es que hubo estudiosos que calificaron la novela de Don Quijote dentro del género cómico- humorístico, en contra del verdadero propósito de Cervantes, quien dotando a sus personajes  de los más nobles valores éticos, logró transmitir y reflejar con el máximo respeto y la más exquisita genialidad, los sentimientos de la sociedad de la época.

La evidente comicidad quizás brote del contraste de lo inesperado de sus protagonistas, pero nunca   su autor les ridiculiza, sino que más bien les ennoblece buscando en cualquier  caso la empatía y complicidad de la propia audiencia.


Sancho Panza, genio y figura
 
Fue Sancho Panza idóneo escudero,
se podría decir, genio y figura,
sin cuya aportación, cualquier ventura
se hubiese malogrado en el trastero.

Porque con su discurso más certero
condujo a Don Quijote en su locura,
con advertencias sabias, con mesura
por mantenerle hasta el final entero.

Que si consejos ambos se ofrecían
con la misma pasión participaban
en repartirse por igual sus dones,

porque si peripecias compartían
algunas recompensas esperaban
al dotar de sentido sus razones.

JESÚS APARICIO

Hay en el Quijote, tanto en su primera como en su segunda parte, mucha poesía, muchos textos escritos en verso. Bien sean sonetos, romances, coplas, ovillejos, e igualmente décimas.
En la segunda parte del Quijote aparecen distintas de estas décimas tanto en su forma de copla real o doble quintilla, en espinela, o en décimas de cabo roto.Estas las podemos encontrar en los capítulos 18, 20 y en el capítulo 74 con el conocido Epitafio en copla real:

Yace aquí el Hidalgo fuerte
que a tanto extremo llegó
de valiente, que se advierte
que la muerte no triunfó
de su vida con su muerte.
Tuvo a todo el mundo en poco;
fue espantajo y el coco
del mundo, en tal coyuntura,
que acreditó su ventura
morir cuerdo y vivir loco.

De cómo don Quijote y Sancho sellan un destino común 
Somos lo que soñamos,
Sancho, nuestro destino
es hacer el camino
con alas que buscamos
en el cantar divino.
Para seguir el vuelo
coge amigo mis manos
y abracemos el cielo,
no se nos pegue al suelo
nuestro soñar de hermanos.



VICENTE ORALLO

Capítulo XLIII
En este capítulo don Quijote le comienza a dar consejos a Sancho acerca del cuerpo.
Don Quijote le dice a Sancho que se debe mantener limpio y aseado, que no debe comer nada que le haga oler mal, que no debe comer demasiado ni muy deprisa por que si no puede dar una mala impresión y también le dice que no diga tantos refranes como solía decir siempre ya que le harían quedar muy mal.
 Don Quijote al final le dice que debe gobernar bien ya que las responsabilidades que acarrearan su mal gobierno caerían también sobre él y no quiere sentirse culpable de ningún mal mandato. Sancho al oír esto le dice a don Quijote que si él lo desea dejará el cargo de gobernador ya que no quiere que su amo sufra consecuencia alguna de lo que él pueda hacer mal. Don Quijote al oír que Sancho está dispuesto a dejar de ser gobernador de una ínsula para que él no quede mal en ningún momento le dice Sancho que merecería mil ínsulas ya que sus razonamientos son sabios y correctos.
Emulando a nuestro Hidalgo, me tomé la licencia de darle yo también estos consejos al buen Sancho.

Aprenderás 

Hoy quisiera hablarte
fiel Sancho, mi amigo
que aprender es arte
y no pan al mendigo.

Aprenderás del llanto
del que has venido;
que es mejor el canto,
que el hambre y el ruido.

Aprenderás que hablando
no es bueno estar solo;
y sabrás  andando
que tu tiempo es oro.

Aprenderás deprisa,
cercano a los tuyos;
duelos de familia,
rumor y murmullos.

Aprenderás comiendo,
aprenderás cenando,
aprenderás sediento
para no ser sabio.

Aprenderás que el día
viaja en un suspiro,
y a decir mirando...
te quiero amor mío.

Aprenderás del sueño,
de una fragancia;
del fatal engaño
que duerme en la escarcha.
Aprenderás aprisa,
aprenderás despacio;
con leve sonrisa
cuando no llorando.

Aprenderás despierto,
aprenderás dormido;
del que ya está muerto
y el que muere vivo.

Aprenderás trabajos
con mal apetito,
a burlar lo cierto
y a creer el mito.

Aprenderás del viento,
aprenderás del vino;
a vivir lo incierto
que es el camino.

Aprenderás del beso...
y de una caricia;
a salir ileso
del odio y la envidia.

Aprenderás con rabia,
aprenderás con ira
y que la falacia
lleva a la mentira.

Aprenderás todo eso,
aprenderás la vida;
a ser tallo recto
sin grano ni espiga.

Aprenderás, ya viejo,
todo esto, amigo,
y sabrás muriendo
...cuánto ya has vivido.



LOLA VILLAVERDE

Inspirado en la II parte de  El Quijote, cap VI

“¡ Valgame Dios!-dijo la sobrina-¡Que sepa vuestra merced tanto, señor tío, que si fuese menester en una necesidad podría subirse a un púlpito e irse a predicar por esas calles y que con todo esto dé en una ceguera tan grande y en una sandez tan conocida que dé a entender que es valiente, siendo viejo; que tiene fuerzas, estando enfermo y que endereza tuertos, estando por la edad agobiado, y, sobre todo, que es caballero, no lo siendo, porque aunque lo puedan ser los hidalgos, no lo son los pobres.”


Qué sería la vida
si fuera solamente
como la ven los cuerdos,
carente de aventuras
con que llenar las horas
de emociones intensas.
¿Y la vejez, sin afanes?
Tormento de percibir
la derrota del cuerpo
y el cansancio.
Que no es locura
es decisión hermosa
elegir el camino,
abrazar lo que te salga al paso.
Vivir la vida con asombro
abiertos los ojos
para ver los prodigios
y afrontar los peligros, 
a salvo de rutinas
y horas muertas.
Y no por parecer héroes
o caballeros, mas por serlo.
Vivir las acciones
que te toquen
con el código férreo
que te impongas
y proponerte logros
mientras aún rerspires
sin importar que a los otros
les parezcan quimeras.
Como tú, D. Quijote
que conoces el mundo
y, lúcido, lo razonas
mas, eliges vivir otro
donde ser caballero
y perseguir afanes. 
A salvo de la vejez,
el peor enemigo, 
pues puedes ser valiente
siendo viejo,
tener la fuerza de un volcán
estando enfermo
ser caballero
aún siendo pobre
y soñar el amor
aunque el objeto amado
sea irreal para los otros.
Pues el amor, poderoso elixir
lo muta todo
y la ilusión, potente medicina
te vuelve inexpugnable.


AMPARO NAVARRO

Esta reflexión se ha basado en el último capítulo de El Quijote, cuando el hidalgo está en su lecho de muerte.


Esos sí son perros los que ladran
Barcino y Butrón, que tanto pagué a su ganadero,
y yo aquí  vencido y dispuesto aguardo el cielo.
Mi libertad, mi cuerpo ya rendidos.
Por más que yo viviera querido amigo Sancho,
no encontraría forma de pagar tus consejos,
ni vida suficiente para darte las gracias por todo tu desvelo.
Dios y su misericordia no tendrán más paciencia
que el bueno de mi escudero.

Abierta la puerta, hasta ayer cerrada, de mi loco entendimiento
sé ya quien soy, quien hasta ayer he sido:
Hidalgo y  Quijote de la Mancha.
Maldigo al de Gaula, a toda su caterva y su linaje,
que un día,  como huéspedes ingratos, se alojaron sin tino en mi pobre mollera.
Perdón a todos pido.
Mirad que muero con prisa.


Llamad  pues a mis amigos: al cura, al bachiller Sansón Carrasco,
 y a maese Nicolás el fiel barbero.
Haz pasar, Sancho, al escribano para que redacte mi confesión y testamento.
-No se me muera mi señor que esas sí son locuras;
Dejarse morir sin que nadie le mate.
Levántese y volvamos al campo vestidos de pastores
que aún no ha desencantado a Dulcinea
y el corazón dentro del pecho le late.
-Es eso lo que me entristece Sancho, el no tener la mano
de la dulce quimera a la que tanto amé.
Si  ayer de ella se enamoró el Quijote
hoy Alonso Quijano su eterno amor suplica.
Mas nada tengo y desnudo ante Cristo me presento.
Deja buen Sancho de hurgar en las locuras,
pues ya en los nidos de antaño no hay pájaros hogaño.

Haz pasar al escribano, te digo, para que redacte mi confesión y testamento:

-A mi sobrina Antonia, la Quijana, le dejo cuanto tengo
y asi le pagaré el tiempo que ha servido en esta casa.
Doncella fue, lo sepa todo el mundo, siempre doncella
y  nunca barragana.
Y ruego a quienes nombro de albaceas
busquen y hallen al autor de la segunda parte de lo que yo escribí
le perdono por tanto disparate de contar lo que yo no hice
y lo que dice que he sido.
Ahora que se llegue el cura y perdone mi pecado el sacramento.

Todos lloran la muerte de Quijano.
Sancho se rasuró la barba sin ayuda del barbero.
Cerrome los ojos el cura.
La sobrina se enlutó y me acarició la mano.
Sansón Carrasco  escribió en mi sepultura:


“Yace aquí el hidalgo fuerte
que a tal extremo llegó…


JORGE MATO

CUENTO
Inspirado en el último capítulo del Quijote.


      Ilustración Jorge Mato
  
El niño es menudo, algo rubio, de mirada inquieta y ojos soñadores.
Viste pantalón corto. En sus rodillas hay señales de carreras que terminaron en aterrizajes no deseados.
Lleva en la mano la merienda que ha cogido en casa antes de salir a la plaza en busca de otros, que como él, han sido ya liberados de sus obligaciones colegiales.
Allá en lo alto de un cielo muy  azul y muy limpio, en este final de primavera esplendoroso, pasa un avión casi no divisable por la lejanía si no fuese por la estela blanca que va dejando como una escritura hecha de nube, memoria del camino recorrido.
El niño, sentado en una piedra, lo mira mientras da mordiscos alternativos al pan y al chocolate que lleva en la mano.
-Algún día yo volaré tan alto como él.
Se promete con la certeza del que se sabe dueño de sus actos.
El niño lleva en la memoria, almacenadas como un proyecto de vida, las aventuras de los héroes de los tebeos que devora a diario cuando los deberes colegiales has sido terminados. A veces incluso antes o en sustitución de los mismos.
La vida para él está hecha de decisiones momentáneas y muchas veces se hace imprescindible saber como resolverá el Capitán Trueno la situación angustiosa en  la que se ha metido por defender sus valores de amistad o de enamorado.
Sobre la plaza cae un sol implacable ya casi en retirada que hace crecer sobre el suelo las sombras del caserío. Éstas, las sombras, se estiran poco a poco como si se desperezasen lo mismo que ese gato que asoma su cabeza en el portalón fresco en el que ha dormido hasta ese momento.
En estos pueblos manchegos de trazado algo desgalichado los inviernos son fríos y los veranos abrasadores por eso lo más valioso en ellos son los callejones estrechos y enroscados como laberintos por los que caminar al abrigo del hielo o del sofoco.
Imperceptiblemente la plaza se ha ido llenando de chiquillos que con sus risas y sus gritos van convirtiendo lo que era un reino  de silencio y de calor en un lugar bullicioso, alborotado.
A las puertas de las casas se han ido situando también algunas mujeres que, sentadas en sus pequeñas sillas de anea forman grupos que, tejiendo, cusiendo o limpiando las lentejas de mañana conversan animadamente una vez que el calor agobiante de las primeras horas de la tarde va cediendo su puesto a una amable brisa.

La guerra quedó acordada ayer y nadie puede faltar a la palabra dada porque el honor de los combatientes es una cualidad ineludible.
Se ventilará entre las ruinas del antiguo castillo, esas que coronan el pequeño altozano a cuyos pies se refugia el pueblo.
La guerra de hoy es un juego entre dos grupos de chiquillos constituidos en minúsculos ejércitos pero no por ello menos cruel que la otra.

La batalla a pedradas entre los dos bandos siempre deja algún herido que volverá de noche a casa ocultando lo mejor que puede las heridas de guerra en ahorro de otras más graves que sobrevendrían si fuese descubierto por sus padres.
Pero la batalla de hoy es inevitable.
Uno de los enemigos, el que parecía ser el jefe tal vez por ser algo más fuerte y más descarado, había insultado gravemente a la niña de las trenzas morenas.
La niña vivía en una casa próxima a la del muchacho rubio de mirada inquieta y soñadora.
Realmente nunca había hablado con ella pero sus ojos se habían cruzado casi todas las tardes en los primeros días de esta primavera que ahora era testigo de una de las batallas más cruentas de los últimos días.
Las piedras cruzan veloces entre los dos montículos donde una docena de valientes guerreros se agazapan.
Todo termina cuando el enemigo número uno, el más fuerte y descarado recibe la pedrada oportuna y, entre lágrimas, reconoce que la niña de coletas morenas, causa de todo aquello, no es tan fea como había dicho.
Y aquí paz y después gloria.
El niño vuelve a casa ya de anochecida.
Al pasar frente a ella, mira tímidamente a la niña de las trenzas que, como en otras ocasiones, le sonríe, ajena a todo lo que esa inocente sonrisa ha provocado esta tarde.
Algo más allá, sentado en el escalón del portal de la humilde casa de labradores que habita, aquel niño regordete algo más joven que él, aquel niño tranquilo al que jamás vio meterse el líos como los suyos; aquel niño, digo, devora una gran rebanada de pan con nata, de esa nata que amanece cuando hierve la leche en el hogar.
Eso le recuerda que su estómago reclama atención y acelera el paso.
Su padre, en la sala, sentado, mira ensimismado la televisión de gran pantalla de plasma que pudo comprarse a la vuelta de un inútil viaje a Centroeuropa. Allí no era todo como le habían contado.
Pero este premio se lo concedió a si mismo para no pensar durante el resto de su vida que era un fracasado.
Ahora, mientras su mujer prepara la cena él mira sonriendo, como hacen las almas de los que no tienen nada que ocultar, aquella película que tanto le divierte, “La guerra de los botones” mientras piensa que esas cosas sólo ocurren en el cine.
Pasa silencioso por delante de la cocina en un intento inútil de escabullirse de la bronca que le esperaba.
Su estrategia falló una vez más. Su madre le conoce y siente su presencia aún sin verle.

-       Alonso, hijo ¿otra vez?
-       ¿Cuándo dejarás que los demás arreglen sus problemas sin estar tú por medio?
La madre, igual que ha hecho en otras ocasiones, sujeta con una mano la cabeza del pequeño Alonso mientras con la otra aplica un algodón empapado en alcohol para restañar la herida.
El muchacho promete, aunque sabe que no podrá cumplir, que nunca más se meterá en líos ni en peleas………………………………..
…………………………………………………

 Alonso Quijano el Bueno, en su lecho de muerte, extiende una mano temblorosa con intención  de coger la de su madre que se aplica de forma entrañable sobre la herida de su frente.
Pero la mano de Alonso solo encuentra ahora la de ese niño regordete y tranquilo que,  ya un hombre, entre lágrimas, sujeta la de su señor D. Quijote, su camarada y, ahora lo comprende, su amigo en la aventura y desventura de la vida,
“El cual, entre compasiones y lágrimas de los que allí se hallaron, dio su espíritu: quiero decir que se murió”
  


VICENTE MORATILLA




















Sobre las ediciones de El Quijote

                       En 1605 se publica la 1ª parte del Quijote en la imprenta de Juan de la Cuesta se tiraron aproximadamente 1500 ejemplares. En 1604 Cervantes vende los derechos al librero madrileño Fco. De Robles que lo entrega al impresor Juan de la Cuesta que tuvo poco cuidado en  la corrección por lo que salió esta 1ª  edición plagada de errores. Por ejemplo y por lo anecdótico, citar que ya en la dedicatoria dice: “al duque de Béjar conde de Barcelona titulo exclusivo se SM, cuando debía decir conde de Benalcázar”.
                    De la I edición de 1500 ejemplares  quedan poco más de veinte localizados en: Biblioteca Nacional, Biblioteca de Catalunya, Real Academia Española,  BN de París, Oxford, Glasgow, Innsbruck, N. York, Chicago, etc. Algunos otros que llegaron a  la América hispana se encuentran en  México, Lima , Panamá… a pesar de la prohibición en 1543 de enviar «libros de romance porque este es mal ejercicio para los indios, e cosa es que no es bien que se ocupen ni lean»
Esta primera edición tuvo gran éxito y enseguida sale a la luz la segunda, además aparecen en  Valencia, Aragón y Lisboa tres publicaciones piratas.
                  Cervantes saboreó el éxito  : El propio  don Quijote nos dice: “una de las cosas que más debe de dar contento a un hombre virtuoso y eminente es verse, viviendo, andar con buen nombre por las lenguas de las gentes, impreso y en estampa”. Y en el Cap. 3º de la II parte en voz de  Sansón Carrasco se lee: “tengo para mí que el día de hoy están impresos más de doce mil libros de la tal historia: si no, dígalo Portugal, Barcelona y Valencia, donde se han impreso, y aun hay fama que se está imprimiendo en Amberes; y a mi se me trasluce que no ha de haber nación ni lengua donde no se traduzca”.
                 Pronto se difundió la novela por América; lo que no había conseguido Cervantes, después de sus intentos fallidos de tener un destino en las indias, lo lograba su criatura asentándose en el Nuevo Mundo.
                 La amplia difusión de la primera parte del Quijote y la fama que esto había acarreado al autor debió de compensar las ansias y las desilusiones de toda una vida de un Cervantes ya pobre y viejo. Se cuenta que unos caballeros ilustres venidos de Francia pidieron noticias de Cervantes, por la gran estima que en Francia  se tenían por sus obras, se les respondió  que era viejo, soldado, hidalgo y pobre, a lo que uno de ellos dijo : «Pues, ¿a tal hombre no le tiene España muy rico y sustentado del erario público?» y otro de aquellos caballeros con  mucha agudeza,  añadió: «Si necesidad le ha de obligar a escribir , plega a Dios que nunca tenga abundancia, para que con sus obras, siendo él pobre, haga rico a todo el mundo»
                   Cervantes ve en vida tres ediciones en Madrid,  las de  1605,  1608, y la de 1615 con la II Parte en  la imprenta de  Juan de la Cuesta de la que se cumplen ahora 400 años. No tenia prisa Cervantes, como se ve, en la publicación de esta II parte.
                  En 1614 se publicó en Tarragona “un” Segundo tomo del ingenioso hidalgo Don Quixote de la Mancha, compuesto por el licenciado Alonso Fernández de Avellaneda hecho que anima a Cervantes a publicar su II Parte diez años después .
Cervantes que lee enseguida el falso quijote, “fagocita” a Avellaneda e incorpora a algunos de sus personajes a los que como sabemos obliga a declarar que el único y verdadero D. Quijote es el suyo.
                       Se editan otros quijotes en: Valencia  1605, Bruselas 1607,  Barcelona. Portugal, Amberes,  etc. La difusión de la obra completa fue vertiginosa y enseguida aparecen las primeras ediciones ilustradas en Europa. Inglaterra tiene el honor en  1738, de contar con la primera edición de lujo de R. Tomson en cuatro volúmenes, seguramente la mejor, fuera de las españolas de Ibarra y Sancha.
                       En 1674 Diego de Obregón edita la primera ilustrada en España, aunque hay que decir que sus grabados están inspirados en los que se habían hecho en Europa y alejados del paisaje y tipología propios de España.


En 1771 el impresor Joaquín Ibarra edita la obra del Quijote en cuatro volúmenes, lo  ilustraron José Camarón y Manuel Monfort.  La edición no fue muy acertada ni tampoco las ilustraciones  pues son casi copia de modelos de las ediciones inglesas. En 1780 recibió Ibarra un encargo, esta vez de la Real Academia Española. En este caso salió a la luz un perfecto y bonito trabajo de tipografía con 31 láminas en las que intervinieron : Antonio Carnicero, José del Castillo, Fabregat, Rafael Ximeno y Fernando Selma entre otros . Como anécdota puede contarse que en el concurso que hubo para elegir a los dibujantes, uno de los rechazados fue Goya, que había presentado 2 láminas (que se conservan) .
                        Además la lujosa edición de Ibarra se acompañó de un “Mapa de una porción del Reyno de España que comprende los pasages por donde anduvo Don Quijote y los sitios de sus aventuras, dibujado por D. Tomás López, geógrafo de S.M.” que pueden ustedes ver el la muestra que se ha preparado para esta ocasión.
                       En 1782: La real Academia Española edita de nuevo la obra en edición más popular, en cuatro volúmenes  en 8º con excelentes grabados entre los que se encuentran los de los hermanos Carnicero con una buena encuadernación en pergamino o en pasta española . La edición de la RAE junto con las de la  IMPRENTA DE SANCHA  son un tesoro editorial que pueden ustedes ver en la exposición.

                   Antonio de Sancha 1720-790 alcarreño natural de Torija, fue junto con Ibarra el mejor impresor del XVIII en España, con 19 años se instaló en Madrid y llegó a poner de nuevo en circulación  de la obras de Cervantes, Garcilaso, Lope, Quevedo, autores prácticamente desconocidos y casi olvidados en España y a veces hasta despreciados.
                      El joven Sancha llega a Madrid como encuadernador de libros, oficio en el que destacó hasta llegar a ser encuadernador de la Biblioteca Real,  además fue destacado intelectual ,que tuvo  en su casa una tertulia donde acudían los más destacados  intelectuales y artistas del momento.
                      Antonio de Sancha edita en 1775 un Quijote casi idéntico en tipografía  y láminas al de Ibarra pero quiso hacer el suyo propio que no pudo llegar a ver y que concluyó su hijo D. Gabriel de Sancha
                      En 1797: Gabriel de Sancha, ve colmadas las aspiraciones de su padre con la excelente edición de la obra en cinco volúmenes en la que incluye tres mapas desplegables : Mapa del cartógrafo de SM Antonio Rodríguez, de la ruta del Quijote, otro de las Lagunas del Ruidera y otro de la Cueva de Montesinos. Se incluyeron además excelentes comentarios a pie de página y la interesante Vida de Miguel de Cervantes de Juan Antonio Pellicer  considerada como la mejor que se ha hecho para la gran obra de Cervantes.
                        Como entrañable curiosidad citar que, para el capítulo de la visita a la imprenta de Barcelona, Gabriel de Sancha incluye un grabado del dibujo de Luis Paret en el que  puede verse a Don Quijote bajo un letrero en el que se lee: “Imprenta de Sancha” y sentado, hablando con Don Quijote, el dueño de la imprenta, que  no es otro que el mismísimo Antonio de Sancha. De esta forma, Sancha, un alcarreño hoy olvidado, pasa a formar parte de la obra cervantina.
                         Las tiradas de Sancha e Ibarra fueron de unos  cinco mil ejemplares por lo que sus quijotes son hoy caros y difíciles de encontrar.
                        A partir de este momento entrando ya en los S XIX y XX son numerosísimas las ediciones de quijotes que se editaron en todos los lugares y en todas las lenguas, tantas que sería largo y motivo para otros encuentros , de momento nos basta con seguir gozando de esta obra que nos identifica y de la que tantos somos y seremos aficionados.
                      Para terminar , citaré un pensamiento del escritor ruso Dostoievski que como Cervantes estuvo encarcelado y condenado a muerte.
                     Refiriéndose al Quijote el autor ruso comentó: “En el mundo entero no existe una obra más profunda y consistente. No olvidará el hombre llevarlo consigo el día del Juicio Final, representa la suprema y máxima expresión del pensamiento humano, la más amarga ironía que pueda formular el hombre y, si ese día se te preguntase: «Veamos, ¿qué has sacado en limpio de tu vida, que conclusión definitiva has deducido de ella?», podrías mostrar en silencio el Quijote y decir luego: «Esta es mi conclusión sobre la vida”
                                             Gracias por su atención



Grabado de Luis Paret. Don Quijote dentro de la Imprenta Sancha



















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