martes, 25 de agosto de 2015

DIVERSOS 82

DIVERSOS

82. TERTULIA POÉTICA GUADALAJARA agosto de 2015

 Fotografía Raúl Quiles

Avanzadilla de Diversos en Torija
Otro año más las blancas piedras que nacen en la Alcarria Alta escucharon las plegarias de nuestros poetas. Diez creadores que acudieron a la invitación de Jesús Campoamor, verdadero artífice del encuentro con la poesía que todos los años construye con gran esfuerzo y dedicación. A su vera, Delia, su fiel compañera de avatares.
Este año se dieron cita Jesús Campoamor, José Antonio Suárez de Puga, Ramón Hernández, Jesús Sánchez López y nuestros compañeros de tertulia, Gracia Iglesias, Carmen Bris, Carmen Niño, Paulino Aparicio, Jorge Mato y José Luis Gómez Recio.


CARMEN BRIS
El camino recorrido pasando por lo recto y lo quebrado

Por días y por noches,
lunas nuevas, tormentas de verano…
sabrías las heridas, los besos nunca dados,
los amores perdidos. Los amores ganados.
risas, lágrimas y penas
que repiten su canto.

Sabrías de días juveniles
cuando hambrientos amamos…

¡Qué lejos del principio!
¡Qué amargos desengaños!
¡Cómo duele en el alma aquel amor lejano!

Cómo surge en medio del camino
la esperanza, rompiendo con sus luces
las brumas del pasado.

Pero tú no has vivido, porque nunca has amado
no resultaste herido, sangrante y solitario.
Ni llevas la corona de laurel que lleva el vencedor,
ni la palma que corona a los santos.



Vuelve otra vez ¡oh noche!

En la creciente luz de la mañana
las sombras se diluyen lentamente,
trepando desde el suelo a las ventanas
con caricias de amante, suavemente.

Van subiendo y mis manos se despiertan
queriéndolas coger que no se marchen
y sujeto las sombras con los dedos
mientras se desvanecen en el aire.

Un rayo jubiloso de luz nueva
juega sobre las sábanas revueltas,
                                                              su cuerpo languidecido se despierta
y su recuerdo y la pasión me invaden
como un mar que inundando las arenas,
se adentra con sus olas y corales.

Vuelve otra vez ¡oh noche! a mis altares
a ofrecerme una copa de amor  llena
y liben las abejas en mis venas
hechas ya flor de azahares.


Daniel Huerga


Fotografía Amanda Charchian


Esta noche he soñado contigo

Esta noche he soñado contigo,
he sentido el latido del tiempo,
la caricia del viento en mi cara
al correr por aquellos senderos.
¡Persiguiendo quimeras
perseguía el recuerdo!
Me he acercado a las moras silvestres
que cogíamos juntos riendo,
y en las tardes, en verdes jardines,
en patios cerrados, en portales viejos
sellamos ocultos secretos.

He sentido tus manos ansiosas
repasando mi cuerpo
y tu boca prendida a mi boca
y tus ojos oscuros bogando en mis senos.

(Ha salido un reguero de luna
inundando de luz el momento
y otra vez se ha ocultado en las nubes
temerosa de quebrar el ensueño)
¡Cómo olía a jazmines la noche
y a jazmines olía tu cuerpo!
El aliento de oscuros perfumes
me quemaba, como ardiente incienso,
y tu boca seguía sedienta,
por eternos minutos, bebiendo mis besos.


CARMEN NIÑO


Hada nocturna                        

Nocturna era el hada del amor,
con sus alas de azul transparente
atrapando los corazones solitarios,
colándose en las tabernas de humo,
en los fríos parques,
en las camas de los amantes.

Con su vestido de seda,
tejiendo un lazo de fino terciopelo,
se adentra cuando no lo esperas,
empiezas a oír música de violines,
liberas emociones contenidas,
hueles fragancias de temprana primavera,
un cosquilleo que resbala por tus pechos.

Ella tan inoportuna te enreda,
te lleva hacia el abismo.
Por la noche brinda encuentros
a hombres y mujeres,
instantes de amor que vuelan
a otras playas vacías,
amores que se quedan
en solitarias calles al amanecer.
                                  

Déjame

Déjame que siga pegada a tu piel,
que deguste los manjares que pusiste
en la mesa con flores secas.

Sentir el sabor mojado de lluvia,
en el atardecer cegando las pupilas,
el tacto del vaivén de tus labios
comprometidos en mi boca.

Déjame un poco más recrear
el paladar en las cerezas,
llenar los bolsillos de tiza,
y pintar en la pizarra un corazón.

Déjame  acariciar tu cuerpo
en esta noche cargada de luna,
respirar en tu pecho,
mientras me arropas con tu voz.

Déjame que guarde en el armario
tu camisa azul, la corbata, los zapatos
y lentamente siéntate en la escalera
hasta que llegue el otoño.





Ella

Bordeas mis labios con tu textura de varón.
robas la proteína que genero cada día.
Cultivas mi cintura, los muslos por donde
se desliza el trigo ya maduro en la noche.
Bordas la piel con delicadeza,
hasta conseguir esa tela perfecta
con hilos de colores,
aromas que perduran más allá
del tiempo de alcoba.

  
JORGE MATO

Ilustración Jorge Mato. Técnica mixta


Manzana

Una manzana no es una manzana
Es tan sólo pigmento sobre un lienzo

El lienzo no es un lienzo
Es ahora una manzana verde y roja

Yo no soy yo si miro hacia aquel lienzo
Soy sólo una manzana de colores

Milagrosa pintura
Que transforma las almas en manzanas.

Las cosas necesarias

Son necesarias ya muy pocas cosas.
Un poco de silencio cuando quieres silencio. Una casa
y alguien que espera allí
cuando tú llegas.
No hacen falta relojes.
Si acaso, un puñado de almendras
para saborear ese pequeño trago de cerveza
que aún te queda en el vaso
después de la comida.
Una ventana limpia
abierta hacia un paisaje conocido
Y la foto de un día,
ese que aún recuerdas con nostalgia.
Tu soledad , que es tuya
y que te es imposible compartir.
Esto sí que es así aunque no quieras.
Y a veces, solo a veces….
Pido perdón por la frase ya usada
a lo largo de cientos de poemas.
Digo que a veces, como nos canta Aute,
tan solo necesito
mis dos o tres segundos de ternura.


 Ilustración Jorge Mato


Apunte a carboncillo de Jorge Mato


El constructor de catedrales. Cuento en prosa poética
Le alumbraron al mundo y le dijeron que él había nacido  para hacer catedrales.
Un estremecimiento  le pasó por el alma.
Alegó, temeroso, ante quien corresponde que semejante empresa pertenece a los genios. No sirve con desearlo. No es cuestión de decir yo estoy capacitado para ello y todo cuanto quiero lo consigo. Hay algo más guardado no sé dónde,
en un lugar que sólo algunos saben.
Quiso que fuesen otros los que hicieran crecer las altas torres.
Los que canalizasen por nervaduras, bóvedas y finas cresterías, los arcos y arbotantes.
Los que hicieran la magia que conduce hasta el suelo las fuerzas misteriosas
que bajan por columnas tan altas y tan finas como juncos.
Suplicó humildemente un pequeño rincón del templo gigantesco
donde poder dejar una pequeña muestra de su arte.
Su súplica fue oída por quien reparte dones.
Hoy, la pequeña obra del maestro Mateo recibe al visitante con música y sonrisas a la puerta del templo donde duerme Santiago


GRACIA IGLESIAS

El cantante Pedro Chain acompañó a Gracia Iglesias en la puesta en escena de este poema en la Noche de Versos de 2015 en Torija.

Mira,
yo soy estos zapatos.
Soy el rastro
–interior, invisible–
de todas las heridas que forjaron mis pies,
y su piel mancillada por el polvo,
los surcos que delatan su pasado,
las costuras abiertas
por las que escapa
e l
     t   i   e   m   p   o.

Ahora duermen
vacíos
debajo de tu cama.
Me avergüenzo de ellos.
Me avergüenza
su fatiga de calles,
su tozudez plebeya,
su vientre deformado
como un molde que muestra
toda mi imperfección.

Vistos así parecen un cadáver.
Quizá el de los caminos que he ido dejando atrás.
Tú duermes,
yo pienso en mis zapatos.

Pienso en que hace un momento
me has regalado otros
nuevos
limpios
zapatos de cristal


porque también a ti te avergonzaban
mis viejos compañeros.

Pienso que avergonzarme de sus huellas
es negar lo que soy.


  
Pienso
que cuando te despiertes
mis zapatos (no los nuevos, los otros,
los ancianos,
los que llevan kilómetros conmigo
y me comprenden tanto
que ya no me castigan)
ya no estarán aquí,
ni yo tampoco.

Quédate tu regalo.
A lo mejor encuentras alguna cenicienta
con pies menos cansados que los míos.

 JOSÉ LUIS GÓMEZ RECIO
  
Llegan las fiestas
Autos de choque. Chispitas y luces de colores.
Nubes de falso humo y olor a braguero cocido.
Al fondo sobresalen desafiantes los grititos
de los coros órficos de los pueblos en fiestas.
Acabó la cosecha empiezan las noches
de verbena, las de mirarse de lado y beber en
tubos de plástico rayado y cortante.
Ya no bailan ni se abrazan ni respiran
ni se tocan… las fiestas populares son
ceremonias paganas decibelianas que,
a Nos, desagradan y aburren, pero mucho.



Hace tiempo se podía bañar en el río

Días de mojarse el culo en el Henares,
cuando  la Virgen de Agosto era ella.
Días de calzoncillos vueltos y de braguetas
depravadas como moruecos con cilicios.

Mañanas de barbos casi pastillas de jabón
escurriéndose en las pozas que nos
servían de lavabos con loza descascarillada.

Y aquellos olores a lodo fino, espadañas  de
Cuba con  puros en la puntita y las verdes babas
que se cimbreaban lúbricas en las correntías.
Sensaciones que se remataban con el sonido
barquillero de las ruedas de las bicicletas nuevas.





Apunte de Torija, acuarela José Luis Gómez Recio

Torija la blanca
Torija blanca piedra y barbacana,
que naciste limpia del fondo del mar
peleando con Hungría y Henares.
Badiel, Sorbe y Tajuña.

Torija cotilla que espías
 a ver si Hita se pone el bonete,
 Muela y Colmillo se aparean
y quién viene de Valdenoches

Quisiera que tus piedras calizas
se vistieran de flores. De muchas.
Que se empedraran más y más calles,
quitar el maquillaje a tu cara.

Quiero que lleguen más artesanos
pintores, poetas y gentes
de mirada blanca que vivan en paz
entre tus brazos amantes.

Torija guapa, quítanos la cuesta
de Sopetrán, porque el enamorado
llega sin resuello para abrazarte,
eso sí, mucho más cerca del Cielo.

No ves que soy torpe en requiebros
de amores Torija mulera.
Entre cal y cal luna de agosto
dime si supiste que por ti moría.

PAULINO APARICIO
Oda a una adolescente 



Deja al vuelo
que abrace
tus botones;
prueba la espuma...
alga y  saliva que escucha
a los peces perdidos...  

Eres tan nueva:
zapatos de manzano,
tierna prisa;
página
que tarda en pasar
y que se lee
como el azúcar
de una nube,
como su mano
de corazón
sin peso.

Te cuelgan brillos
que el manojo guarda,
y una camisa de aire
con pisadas
de pájaros.

Déjate andar,
sal a la siembra.
Reconoce
su estrecha caricia.
Pregunta a las
pulseras...

Cualquier rocío
empieza
en una gota.

Cualquier vida
es un río
que tiene de pronto
la caricia,
de estar
en un muelle
por la noche. 

Es tuyo
el ancho muro
de los montes,
el beso desde lejos,
la llanura
y el latir
de las piedras...
                                                                   
Aquel chopo
que abraza
el hilo sutil
que nadie escucha,
pero que es un pasillo
de romero.
Muchacha
de los mapas ardiendo,
tierna
reciente,
ladera
que abraza el aire
recolector,
hablándole a los días
del azul y la cuerda,
del nido y la pisada.

No hables.
Siente
la espiga.
Abraza ese reloj tan lento
con los parques dormidos.
Aprovecha la fruta y los enjambres.

  
Podía haberte dicho  

PODÍA haberte dicho que,
la tierra es mi universo, aun cuando  la maltrate,
que las fiestas ofrecen la artificial medida
de un disfraz de abalorios,
que me gusta el café porque me canta flores,
que cuando miro a un perro
siento las piedras de antes en las órbitas mudas,
sabiendo que por los agujeros,
me llega alguna nota de escaleras borradas.  

PODÍA haberte dicho que,
adoro los colores de la música clásica,
que el baile no me gusta,
que en las fuentes encuentro las escamas
del río de Heráclito,
que escucho más al mar cuando escribo su cántico,
que adoro ver llover detrás de los cristales
cuando todo es invierno y se arropa la tarde,
con una despedida fugaz por los quioscos. 

PODÍA haberte dicho que,
admiro más el artificio que lo palpablemente cierto,
que me gustan las dudas, porque puedo moverme,
que cuando riego un árbol escucho su mirada.

PODÍA haberte dicho que,
no entiendo  las estrellas, pero adoro su brillo,
que por la noche encuentro la llama sumergida, 
como si conversara con un agua de siempre.

Que en los manzanos miro un beso que salpica.
Y en los tilos en flor: la sacristía  de novias y trigales;
que soy menos malvado cuando estoy escribiendo.

PODÍA haberte dicho que,
la verdad frontal es una zarza brava
donde meter el alma puede ser peligroso,
que anhelo un silencio sin manos para escuchar mi arroyo.
que hablo mal del verano,
cuando estoy en verano.


¡Ay esquina sin ropa de los naranjos! 

El agua entre olivares
corre acertijos;
aceitunas amargas
por los serijos.

¡Ay esquina sin ropa
de los naranjos!
Cal de luces y ortigas
que van rodando.
Por las cuerdas mojadas
del pozo verde
gime un sueño amarillo
de cascabeles.

Cuando el frío me asusta
saco en tu brisa
ese olor que te sale
de la camisa.
Y el agua va regando
los marjales floridos:
domingo antes del alba,
fulgor bruñido.

El agua entre naranjos
deshace cuerdas.
Un pájaro azulea
las manivelas
del monte con heridas:
musgos y heladas.
Piedra cortada a gritos
de piel quemada.

Si el mar es un pañuelo
de brisa por los cerros
quiero volar sus trigos
aunque esté muerto.

Siempre el azul del soplo
donde fui herido:
arenal de la sangre
que soy contigo.

Arenal de los dedos
zarza despierta
abre tus golondrinas
en mis muñecas.
que hay escarcha mojada
y hojas de tilo;
mil abejas naufragan
entre tus hilos.

Cerraré mis pestañas
con purpurina,
seda de los estantes,
sombra de encina,
y ese dolor morado
de las esperas
que la higuera adormece
sobre la tierra.


















© Tertulia Literaria, Asociación Cultural C/ Lope de Haro, 4 1º - Guadalajara
CIF 619302231
Esta publicación aparece gracias a Aache Ediciones, Casino Principal, Dublin House,
Ecoaventura, Animación, Turismo, Ocio y Tiempo Libre
y Amigos del Archivo Histórico Provincial de Guadalajara
di-versos-guada.blogspot.com
Números atrasados
COPIPLUS, Condesa de la Vega del Pozo, 3. Guadalajara.


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