DIVERSOS
99. SEMANARIO DE LA TERTULIA POÉTICA GUADALAJARA
diciembre
de 2015
Nadie daba un euro por nosotros
¿Un semanario de poesía en Guadalajara…?
Imposible.
Bueno, pues hemos llegado casi al número cien. Pensamos que no hay nada que no
podamos hacer en nuestra ciudad.
Con poner un
poco de esfuerzo, se consiguen los más insospechados resultados. Pasan muchas
cosas interesantes en nuestras calles. Queremos
animar a todos los que os han llamado locos a salir a galope tendido gritando
que estáis aquí trabajando y pensando duro, ayudando a cambiar la cara de la
ciudad. A hacer más felices a sus habitantes
¡Ánimo, el
mundo es vuestro! JL Gómez Recio
PAULINO
APARICIO
Borriquito blanco
Para Alejandro Aparicio Roig
Borriquillo blanco,
lento de las eras,
entibia el pesebre
que hoy es Nochebuena.
Que hoy es Nochebuena,
estrella encendida,
carne de los cielos
en luz de María.
De harina es el Niño
de la aceña fría:
juncos con el hielo
de la amanecida.
De orilla en espejo
San José dormita,
le huelen las manos
a tierra bendita.
Borriquillo blanco,
lento de las eras,
entibia el pesebre
que hoy es Nochebuena.
Por serrín y corcho
con brillo y regalos
vienen al portal
los tres Reyes Magos.
Qué lento es el cielo
de músicas claras,
vuelos que amanecen
las fuentes del alba.
Despertad pastores
pobreza del chozo,
la estrella está
henchida
de esperanza y gozo.
El pez, la higuera, el
río,
la ventana, las pajas,
el portal, los
pastores,
la estrella, las naranjas,
todo el valle que tiñe
bancales con el cielo
donde la lavandera
tiende sobre el romero.
Borriquillo blanco,
lento de las eras,
entibia el pesebre
que hoy es Nochebuena
LUIS PÉREZ
Soneto
Más temprano que tarde
habrá castigo
para quienes se pasen
de la raya,
pues cuando en el
sistema todo falla
por todas partes surge
el enemigo.
Yo sin pudor con mis
sonetos sigo
descuartizando a todo
aquel canalla,
que lanzando sus bombas
va y se calla
portando sable y
mosquetón consigo.
Pues siendo los
momentos peliagudos
hoy hemos de saber por
descontado
que la violencia
engendra violencia,
y porque siendo todos
tan tozudos
no debe el mundo más
civilizado
negociar con las armas
a conciencia.
VICENTE MORATILLA
Hoy he vuelto a visitar la librería de mi amigo Alastair en
Lloreda de Cayón. Es un placer dejarse sorprender por entre miles de libros
antiguos, él me deja que los toque y abra con toda libertad, hay verdaderos
tesoros escondidos entre sus atestados anaqueles, en esas estaba cuando me ha
llamado para enseñarme un cuaderno de firmas que ahora está investigando,
perteneció a la escritora Concha Espina, en el cuaderno, que va abriendo con
parsimonia, hay numerosos dibujos, dedicatorias, pequeñas partituras musicales,
todas firmadas por personalidades como el pintor Alcalá Galiano, Albert
Einstein, Ernesto Halffter o el mismo rey Alfonso XIII. Entre otras muchas
maravillosas curiosidades, está el poema manuscrito de León Felipe que
generosamente me ha permitido fotografiar y publicar en DIVERSOS.
Muchas gracias
Muchas gracias
Con todo mi agradecimiento
a:
Alastair Carmichael Librería Anticuaria
Lloreda de Cayón (Cantabria)
Alastair Carmichael Librería Anticuaria
Lloreda de Cayón (Cantabria)
LEÓN FELIPE
Prisionero está en el
pozo
del brocalito de nacar,
en el mismo corazón
de tu guitarra
encantada,
un gusanillo de luz
que quiere a una
estrella blanca,
Tus dos manos le
libertan
Regino Sainz de la
Maza.
le libertan
y le llevan en volandas
por las seis rayitas de
luna
a ver la estrella
blanca.
© Fundación Juan March
JOSÉ LUIS GÓMEZ RECIO
Bobo de mí
No soy mineral ni
vegetal, solo un omnívoro
que quiere
desesperadamente trascender.
Pero me va a tocar eso
de morir sin ganas.
A la dejada, casi de
puntillas… pataleando.
Si tan solo fuera una
secuoya del montón
o sílex desdentado,
incluso betún de Judea,
me sobrarían años para
bailar ramas
y hacer nidos para mis
amigos.
O darme masajes con el
cieno
y rodar con el Henares
meditando.
Mi vida es un claro
error de ventanilla.
Una equivocación de
listas divinas.
Una gracieta del
destino no deseado
que me castiga a vivir
de calendario.
Dibujo medieval de una
mandrágora
CARMEN NIÑO
ENCRUCIJADA.
Colgando del hombro una mochila llena de arena,
para buscar un grano de luz que dulcifique el
camino.
Caminante incansable entre caminos desiertos,
pendientes que deslizan haciendo más
difícil llegar.
El rostro cada vez más enjuto con la sonrisa
difuminada.
Avanzas humilde, pausado en el tiempo.
Con ritmo de terca victoria oyes las voces de
los otros.
Dudas asaltan a cada paso, tal vez el reinado
este cerca
o un tercer fracaso de galanteos.
Allí
donde una línea programa tu
destino
escucha el reloj con su hora en punto,
tendrás que parar donde el aire se lleva
las arenas movedizas y entonces decidir
continuar
o simplemente volver al principio.
CARMEN BRIS
Cuando vaya hacia Ti
Cuando vaya hacia Ti,
iré montada en una nube blanca,
no llevaré equipaje,
ya nada me hace falta,
solo me cubriré, con una leve gasa
y llevaré una brida,
tejida de nostalgia,
tejida de silencios, cosidos sin palabras,
palabras nunca dichas,
que quedaron flotando en la alborada,
cuando llena de amor,
de amor me vaciaba…
Llevaré dos espuelas,
de rotas esperanzas,
para llegar más pronto
donde la luz me aguarda.
No quiero atar mi cuerpo
con promesas extrañas…
Quiero llegar ligera, sin peso
a la luz o a la nada.
PABLO LLORENTE
Delfín
Rompe el mar el navío
entre bahías
de Algeciras y Tánger.
El
cetáceo se presenta
y se oculta
y de nuevo aparece.
Blanca
estela del buque,
azules cielo y mar,
verde en ambas orillas,
rosa, blanco u obscuro
el rastro del avión,
fresco aire,
el corazón gozoso.
Naturaleza ríe
y fortuna
generosa se muestra.
Lo
señala el delfín.
Somos dos asteroides minúsculos
en
el infinito espacio sideral
-en
expansión progresiva-
que
se anclaron en gozosas fechas
para
después seguir en sus propias órbitas.
Recordándolo, nos enviamos mensajes.
¿Tú sabes, astróloga divina,
si
de nuevo
volveremos a encontrarnos?
CARMEN VALENTÍN
Tristeza
Tristeza mantente lejos
No me mires
No me llames
No te acerques
No me toques
Sé por lo que me contaron
Que tú todo lo invades
Y no dejas ni un resquicio para poder alegrarse
Que nos tomas por sorpresa
Y luego quieres quedarte
Y no me interesas nada
Lucharé para alejarte
Me llenaré de sonrisas
De belleza
De amistades
Para que tú no me atrapes
Volveré a ver los colores
Los amores,
Los detalles que me brindan mis amigos
JORGE MATO
El gato
Enroscado, sin prisa,
el gato duerme
bajo aquel verde seto
de la plaza perdida entre las calles.
La ciudad se despierta.
Está tranquilo el aire.
Nada saben sus torres
ni sus airosas cúpulas
ni los umbríos portales
del fragor que estremece la mirada.
Una nube se posa
en la antena de acero,
pequeña torre Eiffel
desde la que se emiten las imágenes
de un mundo en regresión
a tiempos ya olvidados.
Ausente y enroscado,
el gato duerme.
Mediterránea de Aristide Maillol. Skyline Paris. Montaje de Jorge Mato
JOSÉ ANTONIO
ALONSO
Flor de la jara
Flor de la jara
frágil,
sencilla
y clara.
Cinco
pétalos,
como
alas
de
mariposa blanca.
Cinco
pañuelos
de
novia almidonada.
Flor mía,
flor
austera,
flor
de mi alma.
Nunca
sientes envidia,
de
la flor de palacio descocada,
ni vendes tu blancura
al
primero que pasa.
Flor de la jara,
que
a mediados de junio
nos
dejaste la loma engalanada.
Flor de la jara,
espejo
de
mi tierra de pizarra,
pobre,
sencilla
y alta.
Cáliz de amor
de
donde toma,
la
abeja proletaria,
la
dulzura
de
tu polen gualda
para
estas gentes serranas
que
te ven florecer
con
esperanza.
Flor de la jara. Fotografía José Antonio Alonso
MILLER WILLIAMS (Recomendado por Isabel
Muñoz)
Compasión
(Miller
Williams, “The ways we touch: poems”, 1997)
Ten compasión por todos aquellos que conozcas,
incluso si ellos no lo quieren. Lo que parece
vanidad,
mala educación o cinismo, es siempre una señal
de cosas que no han escuchado, ni visto.
No sabes qué guerras están sufriendo,
allí donde el espíritu se encuentra con el
cuerpo.
Poeta y profesor en las Universidades de Loyola
y de Arkansas, fallecido el 1 de enero de 2015, a los 84 años de edad, que
concebía la poesía como un modo de pensar esencial para la vida interior
colectiva, la interacción entre la vida interior y exterior, una lente a través
del cual celebramos que somos como un pequeño camino que ayuda a mantenernos
vivos en los momentos en los que, a veces, tenemos la tentación de alejarnos
del mundo y nos hallamos un poco anestesiados, entumecidos…
Fue el padre de Lucinda Williams (26/1/1953),
cantautora estadounidense de música rock, folk y country, que se inspiró en el
poema Compassion para una canción de
su último álbum (2014).
James Miller Williams y su hija Lucinda
ALBERTO VALERO
El color de tu silencio
mujer
Tal vez sin quererlo, he visto
el color de tu silencio,
es amargo, entristecido,
falto de luz al mirar.
Un silencio que chillando
pide ayuda, grita ¡Auxilio!
Y arde el orgullo en tu alma
no es amor es fuego herido.
Vas sangrada de palabras
que te culpan, son puñales
que te sajan, sufres queda,
¡Que verte en el llanto, duele¡
No importan los motivos,
mereces
la libertad
de equivocarte, pensar
elegir y ser tu misma,
pero amenazas o insulto
¡el aguantarlas jamás!
Si tienes que gritar, grita,
pero en alto,
clava tu voz en el viento
que quiero ayudarte y debo
que sin querer lo que he visto
el color de tu silencio
…. ya no lo quiero escuchar.
A INES
Tus ojos,
gatos que sestean
en paz con la tierra
detrás
del horizonte,
bajo la piel dulce de
este otoño
¿qué estarán mirando
si no han dejado
lágrimas
en que alojar la
despedida?
En mis manos buscabas
la única
sorpresa posible: acaso
un último latido
derramado desde los
altos
timbales de tu afecto.
¿Cómo respirar ahora sin
los arpegios lunares,
días y días sostenidos
sólo en las líneas negras
de la memoria?
Y ahora
que han doblado todas
las olas en tu orilla,
ciega así la bondad de
tu regazo,
?dónde reposarán,
huidas,
las palomas de tu amor
inagotable
si ya no estamos?
Viento de
otoño
El viento dibuja mapamundis
con las hojas,
continentes y archipiélagos
en el oscuro azul
del asfalto desierto.
Cuando se amontonan
semejan costas
que ráfagas traviesas
juegan a romper
haciendo de tsunamis.
Construye y luego arrasa
mundos imaginarios.
¿Qué otros vientos funestos
jugarán con el nuestro
y nuestras vidas?
con las hojas,
continentes y archipiélagos
en el oscuro azul
del asfalto desierto.
Cuando se amontonan
semejan costas
que ráfagas traviesas
juegan a romper
haciendo de tsunamis.
Construye y luego arrasa
mundos imaginarios.
¿Qué otros vientos funestos
jugarán con el nuestro
y nuestras vidas?
Hojas de
Otoño, acuarela de Flavia Schreiber
XAVIER DE TUSALLE
Lo fugaz y lo ajeno
Opus #9
(Ante la ausencia de signos de puntuación, el lector
tiene que buscar el ritmo)
Del silencio vinimos
al silencio volveremos
y el resto
ecuaciones de la vida
es un silencio imperfecto
regalos degustados
sorpresas
sinsabores
sueños rotos
misericordias diferidas
anhelos incompletos
diamantes impulidos
sospechas
y estrellas sin brillo
recuerdos
sujetos a la memoria
vanidad
ebriedad
sobriedad
y desierto
largo hacia el oasis
y un trago de éxtasis
como una mariposa
de pétalos flotantes
y ese impulso anhelante
siempre volante
del alma transparente
del corazón
tan lejos de la razón
del silencio en que vivimos
del silencio al que volveremos
de la muerte
camino recto
ya que el resto
es solo
un silencio imperfecto
al silencio volveremos
y el resto
ecuaciones de la vida
es un silencio imperfecto
regalos degustados
sorpresas
sinsabores
sueños rotos
misericordias diferidas
anhelos incompletos
diamantes impulidos
sospechas
y estrellas sin brillo
recuerdos
sujetos a la memoria
vanidad
ebriedad
sobriedad
y desierto
largo hacia el oasis
y un trago de éxtasis
como una mariposa
de pétalos flotantes
y ese impulso anhelante
siempre volante
del alma transparente
del corazón
tan lejos de la razón
del silencio en que vivimos
del silencio al que volveremos
de la muerte
camino recto
ya que el resto
es solo
un silencio imperfecto
SANTIAGO CASTELO (Poeta traído a la
tertulia por Manuel Sanz)
Manos
Veo mis manos. ¿Pero estas son mis manos?
Grandes y fuertes aquellas manos mías
se han estilizado y –llenas de pellejos-
han perdido la vieja textura que tenían.
Aquellas manos mías que todo lo cogieron,
que se colmaron de agua, de rosas y de besos,
que tocaron la noche y hasta el aire prohibido
y en su luz me enseñaron los más dulces
secretos;
ahora las miro, impávido, incrédulo, asustado.
¿Qué fue de aquellas
manos? Y nadie me responde.
(Este poema está dedicado a su médico, Gustavo Rubio Moreno
y es parte del libro La Sentencia, donde relata sus últimos días antes de morir
de cáncer)
José
Miguel Santiago Castelo (Granja de Torrehermosa, Badajoz, 11
de septiembre de 1948-Madrid, 29 de mayo de 2015)1 fue
un escritor y periodista español, director de la Real
Academia de Extremadura y subdirector del diario ABC.
Tras estudiar periodismo, ingresó en ABC,
diario del que fue nombrado subdirector en 1988. Además de periodista, ha
destacado por su obra literaria, la mayoría libros de poemas. Su primer
poemario ("Tierra en la carne") apareció en 1976. En 1982 su
obra Memorial de ausencias obtuvo el Premio Fastenrath de
la Real Academia Española, publicado en 1978.
Del resto de su obra destacan: Monólogo
de Lisboa, La sierra desvelada, Cruz de Guía, Cuaderno del
Verano, Cuerpo cierto, La huella del aire, Quilombo, La
hermana muerta, Esta luz sin contorno y la antología Como
disponga el olvido.
Además de miembro numerario y director de la Real
Academia de Extremadura fue miembro correspondiente de la Academia
Norteamericana de la Lengua Española y de la Academia Cubana de la
Lengua.
FRANCOIS VILLON (Recomendado por Jorge
Mato)
La balada de las damas de
antaño
Dictes moy où, n'en quel pays,
|
Decidme,
dónde, en qué país
|
||
Est Flora, la belle Romaine;
|
está Flora, la bella romana;
|
||
Archipiada, ne Thaïs,
|
Archipiada
(pos. Alcibíades), y Thaís
|
||
Qui fut sa
cousine germaine;
|
quien
fue su prima hermana;
|
||
Echo, parlant
quand bruyt on maine
|
Eco,
que hablas cuando el ruido mana
|
||
Dessus rivière ou sus están,
|
sobre
el río o en el estanque,
|
||
Qui beaulté ot
trop plus qu'humaine?
|
¿quién
tuvo belleza más en demasía que humana?
|
||
Mais où sont
les neiges d'antan!
|
¡Mas
dónde están las nieves de antaño!
|
||
Où est la très
sage Helloïs,
|
¿Dónde
está la muy sabia Eloísa,
|
||
Pour qui fut chastré et puis moyne
|
por
quien fue castrado y después monje,
|
||
Pierre
Esbaillart à Saint-Denis?
|
Pedro
Abelardo en Saint-Denis?
|
||
Pour son amour
ot cest essoyne.
|
Por
su amor tuvo esta desgracia.
|
||
Semblablement, où est la royne
|
Igualmente,
¿dónde está la reina (Juana de Navarra)
|
||
Qui commanda que Buridan
|
que
mandó que Buridán
|
||
Fust gecté en ung sac en Saine?
|
fuese
tirado en un saco al Sena?
|
||
Mais où sont
les neiges d'antan!
|
¡Mas
dónde están las nieves de antaño!
|
||
La royne Blanche comme lis,
|
La
reina Blanca como el lirio,
|
||
Qui chantoit à voix de seraine;
|
que
cantaba con voz de sirena;
|
||
Berte au grant pie, Bietris, Allis;
|
Berta,
la del pie grande, Beatriz, Alix;
|
||
Haremburgis qui tint le Maine,
|
Aremburga quien tuvo el Maine,
|
||
Et Jehanne, la bonne Lorraine,
|
y Juana, la buena lorena
|
||
Qu'Englois brulerent à Rouan;
|
a
quien los ingleses quemaron en Ruan;
|
||
Où sont elles,
Vierge souvraine?
|
¿dónde
están, Virgen soberana?
|
||
Mais où sont
les neiges d'antan!
|
¡Mas
dónde están las nieves de antaño!
|
||
Prince, n'enquerez de sepmaine
|
Príncipe,
no averiguaréis en una semana
|
||
Où elles sont,
ne de cest an,
|
dónde
están, ni en todo el año,
|
||
Qu'à ce
reffrain ne vous remaine:
|
que
a este estribillo no os lleve:
|
||
Mais où sont
les neiges d'antan!
|
¡Mas
dónde están las nieves de antaño!
|
François de Montcorbier o de
Loges, llamado François Villon; poeta francés del Siglo XV.
Primero estudiante y maestro de la Soborna,
luego ladrón, asesino y condenado a muerte, Francois Villón, feo y pobre, es
sobre todo un poeta sin ilusiones, descarnado, autor de poemas que nos llevan
de viaje por los burdeles, cementerios, tabernas y barrios bajos del París de
la edad media.
Nace en 1431. En 1455, a los 24 años, mata de una
pedrada a un clérigo. En 1456 participa en un robo de 500 escudos de oro al
Colegio de Navarra. En 1460 está preso en Orleáns. Al parecer es liberado,
porque vuelve a caer preso en 1462, por otro robo, y es condenado a la horca.
Escribe una balada pidiendo clemencia, y la pena de muerte se le permuta por el
destierro. Escribe otra balada para agradecer el perdón y para solicitar se le
concedan 3 días de estancia en la ciudad para arreglar sus asuntos. Desde 1463,
los documentos de la época dejan de mencionarlo, y Villón desaparece. Se
desconocen la fecha y circunstancias de su muerte.
LUIS ROSALES (Recomendado por Lola Alarcón)
Nadie sabe hasta dónde puede llevarle la
obediencia
De la Carta Entera
Me
gusta recordar que he nacido en Granada:
Libreros,
una calle tan pequeña que iba a dar
clase por la noche;
la
cerraba, a la izquierda, una pared episcopal, una pared muy
digna y casi sin ventanas;
generalmente
la cubría una pizca de cielo desconchado.
sí,
señor, así fue, no necesita
que
le diga mi nombre,
no es preciso,
no
lo va a recordar.
Con cinco años
me
llevaron al colegio de Calderón
que
estaba al final de la calle de Puentezuelas;
más
allá del colegio estaba el campo.
Allí
las monjas con las tocas blancas,
y
la primera miel de ver a las niñas
tropezonas
y alegres;
no lo crea,
no
las notaba entonces al rozarlas,
las
notaba después.
Hasta que un día,
sentí
un retortijón en el recreo,
¡maldita
sea mi suerte!
con la prisa
tardé
en hacer de cuerpo,
me esforzaba
en
resolver aquel asunto pronto
y
era peor, pues cuando tienes prisa
lo
haces todo al revés,
tal
vez por esto,
se
me pasmó la cosa en el momento justo.
Desde
luego, señor, la culpa es mía,
y
al salir del retrete ya era tarde;
la
soledad del patio me dio en el rostro un golpe
igual
que la ventisca;
yo
estaba tiritón y era por algo:
quedarse
frio es el anuncio de un castigo.
Si,
señor, así fue, no miento aún,
lo
puede preguntar
y
todos le dirán que en el momento de acabarse el recreo
el
patio del colegio se convierte en un patio clandestino,
se
extraña de sí mismo, se prohíbe.
A
mí me pasó igual.
No sé por qué razón,
al
sentirme culpable en el centro del patio,
sin
mirar, sin andar, sin hablar, sin reír,
me
fui quedando cada vez más corto, más clandestino y monosílabo.
Luego
recuerdo un chancleteo y una apresuración
que
llegaba hasta mí bisbiseando:
-Venga conmigo, caballerete.
Y
Sor Inás tenía una voz Nabucodonosora y atiplada,
tan
inmediatamente ejecutiva,
que
mi conciencia comenzó a funcionar porque su voz me puso en
movimiento:
un
movimiento tren y pequeñito como un furgón de cola que
marchaba tras ella.
Nadie
sabe hasta dónde puede llevarle la obediencia,
y
atravesando el patio llegamos hasta el cuarto que hay en el
hueco de la escalera contiguo al
rectoral,
un
cuarto excomulgado que nunca vimos sino en alguna pesadilla
y
al entreabrir la puerta se volvió a mí para decirme:
-No rechiste.
Entre en el cuarto de
las conejas y vístase de niña.
Chitón
y punto en boca.
Sí,
señor, así fue,
sentí un sonrojo,
en
cuanto la escuché se me quedó el oído pegado a sus palabras,
y
entonces vi que aquella habitación con el techo inclinado era el
ropero de las niñas,
y
se encontraba dividida en sectores igual
que en el termómetro ya
está señalizada la ascensión
de la fiebre.
Cada
sector una fiebre concomitante y unas prendas distintas:
uniformes,
sombreros, cuellos almidonados,
medias
de esas llamadas conejeras,
enaguas
estantiguas y es curioso,
había
un montón de bragas que ya entonces me parecieron
demasiado preliminares;
había
también otras fosforescencias.
Sí,
señor, así fue, no me pregunte nada,
cuando
se sufre tanto sólo se quiere vivir menos,
es
lo único que importa,
pero
no lo consigues,
Nadie lo puede conseguir,
porque
el dolor es una instantánea que totaliza nuestra vida
y lo sientes llegar de una
manera tan despiadadamente
concentrada que su empujón
arrastra migajas y verdades.
Sí,
señor, así supe que el dolor destituye el pasado,
que
el dolor totaliza la vida y por eso es injusto,
y
por eso es inexplicable,
mas
se asemeja tanto a cualquier otro sufrimiento,
que
en una misma sensación de dolor pueden establecerse de
segundo en segundo
correspondencias imposibles.
Esto
es lo que sentí.
No cabe vivir más,
solo
quiero decirle que esa vestiduría,
me
causó un sufrimiento tan intenso que recorrió mi cuerpo
hasta llegar a hoy,
no
sé cómo,
no sé,
pero con él vino hasta mí la
despreguntación,
y
viví en un dolor la vida entera:
al ponerme la enagua tuve la sensación de
entrar por vez primera
en la
oficina,
al
ponerme las medias sentí un dolor de parto,
al
ponerme las bragas se me cayó una mano en el infierno,
y
ví la mano arder,
y
yo seguía vistiéndome sin manos.
Sí,
señor, así fue,
aún me dura la humillación,
el
uniforme era tan largo en mi cuerpo de niño como si me
vistiera con la guerra civil,
y
cuando todo estaba terminado me puse en la cabeza un
sombrero de niña y aquel sombrero era la
muerte de mis
padres.
Cercedilla,
agosto de 1980
Niño vestido de niña.
Óleo de Hernán Barbosa
ANTONIO MUÑOZ MOLINA (Sugerencia
de José Luis Gómez Recio)
Ventanas de Manhattan (Introducción al capítulo 45)
En el aula sin ventanas, alrededor de una larga mesa,
los estudiantes escuchan a uno de sus compañeros, al que le he pedido que lea
el pasaje de la segunda parte del Quijote
en el que Sancho Panza encuentra a su antiguo vecino, el morisco Ricote,
que ha vuelto clandestinamente a España después de la expulsión. Traigo cada
día a clase, en mi cartera de falso profesor, un poema o un fragmento de prosa
que tenga que ver con los exilios españoles, y que he buscado en la Biblioteca
del Instituto Cervantes, donde hay tantos libros valiosos que ya son en sí
mismos reliquias de una España y de destierros tan largos o tan irreparables
como los que vivieron sus autores, fragmentos de bibliotecas particulares que
el tiempo dispersó. En el Cervantes procuro sentarme siempre junto a la misma
ventana, frente al cruce de Lexington y la 42 y el prisma blanco y negro y
lacado como una torre de fichas de dominó del edificio Chrysler. En ese lugar
las páginas que leo y escojo para mostrar en la clase acentúan su cualidad de
desarraigo y distancia, de patria nómada que uno lleva consigo. Leo la última
carta de Manuel Azaña a Ossorio y Gallardo, en la que cuenta, ya exiliado en
Francia, enfermo y cerca de la muerte, despojado de todo, cómo fue su viaje
nocturno a través de las veredas de los Pirineos, cuando el ejército de la
República ya se había derrumbado. Leo ese poema amargo de Cernuda, Un español habla de su tierra, en el que
anticipa que cuando su nombre empiece a ser reconocido en España él ya estará
muerto. Leo las cartas que Federico García Lorca escribía a su familia desde
Nueva York, desde su cuarto de estudiante en la Universidad de Columbia: qué
raro bucle del destino que no muchos años después su familia fuera a vivir a
unas pocas manzanas de ese mismo lugar, y que a él lo hubieran asesinado. Pero
poco a poco, cada día que salgo del metro en la calle 34 y la Sexta Avenida y
cruzo aprisa hasta la Quinta para llegar puntualmente a clase, en el seminario
al que llevo mis fotocopias con pasajes de literatura o de cartas españolas, me
doy cuenta de que cada alumno trae consigo también su propio exilio personal,
su historia de huida y viaje a Nueva York, capital de tantos destierros, de
tantos sueños cumplidos o fracasados de mundos nuevos y de vidas mejores. Estas
aulas pertenecen a la universidad pública a la que fueron desde finales del
siglo XIX los hijos de los emigrantes, los que estudiaban encarnizadamente para
salir del gueto y escapar de la pobreza y de los trabajos brutales a los que
vivieron uncidos sus padres. En otros tiempos los estudiantes eran sobre todo
judíos e italianos: ahora hay muchos asiáticos, muchos hispanos. Miro las caras
que escuchan la lectura alrededor de la mesa, y ya me he familiarizado con los
orígenes y con los acentos, con la historia del destierro de cada uno, que a
veces hacen que me olvide de las historias que yo traigo en mi cartera, de los
poemas o fragmentos fotocopiados que les reparto…
Edificio
Flatirón. Primer rascacielos de Nueva York
REFLEJOS DE LA TERTULIA
La penumbra del salón del Casino ha sido por
fin destruida. Una apelación al sentido común tuvo el poder suficiente para que
tres bombillas de bajo consumo y una alargadera nos llevaran la luz allí donde
nuestros cansados ojos de lector, pudieran caminar tranquilos por las páginas
holladas de la poesía.
Como si de un enfermo se tratara, el corpus
tertuliano se enriqueció –gota a gota- de miembros hasta doce, que no es mal
número para demostrar que estamos vivos y coleando versos.
Fuera del programa previsto, tuvimos la suerte
de que José Antonio Alonso buceara por la tradición de su pueblo sobre la
Afrenta de Corpes, donde las hijas del Cid recibieran violencia machista
medieval. Han sido pocos días atrás cuando hemos <celebrado> el día
mundial de las mujeres maltratadas. Seguimos reclamando un cambio educacional e
igualitario de los roles de hombres y mujeres para acabar con esta lacra. Pero
va a ser que nuestras voces reclaman al maestro armero que escucha, pero no
mueve un dedo para nada. Es un auténtico mariconsón.
Varias cosas hubo en esta tertulia, misiles
disparados bajo la línea de flotación de nuestro trasatlántico, que nos
impactaron: La voz de Lucinda Williams, las manos de Santiago Castelo, los ojos
de Inés, las bragas de Luis Rosales, las mujeres de Villon y el autógrafo de
León Felipe. Aunque no fuera nada más que por esos corpúsculos adheridos a los
poemas, la tertulia merecería la pena ser trascurrida una y otra vez para
enriquecer nuestras cansadas neuronas.
Nos vamos acercando a la celebración de nuestro
evento de la publicación del número 100. Ya tenemos muy avanzado la puesta en
escena; el esqueleto donde hay que poner voz. ¡Y tenemos que competir con las
diferentes campañas que los partidos dedican a las elecciones generales! Bueno
es el esfuerzo que estamos dedicando. Estamos en la línea. JLGR
DIVERSOOS
©
Tertulia Literaria, Asociación Cultural C/ Lope de Haro, 4 1º - Guadalajara
NIF
G19302231
Esta
publicación aparece gracias a Aache Ediciones, Casino Principal, Dublin House,
Ecoaventura,
Animación, Turismo, Ocio y Tiempo Libre, Patronato de Cultura del Ayuntamiento
de Guadalajara
y
Amigos del Archivo Histórico Provincial
di-versos-guada.blogspot.com
Números
atrasados
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